Oxígeno
Haciendo
nada
todo
comienza a suceder.
Sucede la
hierba. La luz usada
de los
minutos. Las lenguas del viento.
Y el
azar. Y la eufonía
de las
estaciones. Y la respiración
del
tiempo, al abismarse contra el ser.
Haciendo
nada
todo
comienza.
El fuego
crepita, rojo y salvaje. La noche
desciende
por el rio con la belleza de un ave.
El agua
late en la intimidad de las nubes
mientras
un árbol deshace su sombra
en este
preciso instante.
Haciendo
nada.
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Poesía
La hoja
que
danza su negativa en el aire.
La luna
que cuelga su desnudez
a la
intemperie. Las estrellas,
proletarias
sonámbulas de la noche.
El silencio
del silencio.
El llanto
seráfico de nuestras cunas
o
altares. La música clásica
y la
palabra en voz tenue.
La bondad.
Sobre todo,
la bondad de poder
escribir
el presente.
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Arte
poética, I
Escribimos
para no
morir de realidad.
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Habitación
ciega (patria)
La oscuridad
suele
ser así.
A las
tres y media
de la
madrugada, los silencios se acumulan
como
copos de nieve. Las sombras adquieran
un
mayor peso. La radio emite para sus más
leales
oyentes y las farolas permanecen
encendidas
hasta que todos
los
sonámbulos regresan incólumes.
La poesía
crea su
patria en la noche.
Durante
el insomnio,
los ojos
parpadean
con
cautela. La respiración se convierte
en
aullido. Pero en la persiana queda
siempre
una rendija por donde la luz,
tarde o
temprano, aparece.
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Catapulta
Sucede la
lluvia
como el
telar de los hombres
de una
muchedumbre, como
como la
miopía de los sonámbulos,
buscadores
de las puertas de la felicidad.
Sucede el
océano,
como una
asimetría del capital,
donde
los tiburones afinan su tacto
y el
albatros sobrevuela la herrumbre.
Suceden
los páramos
de la
deuda y las estepas del hambre.
Sucede el
erial que brota entre
el adobe
y los ladrillos. El insatisfecho
apetito
de la libertad.
La medianía.
El desasosiego.
Y por
supuesto,
la
fuerza centrífuga
con que
la sociedad nos escupe.
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Instrucciones
de vuelo (aita)
El silencio
es más fuerte
en este lugar.
Las nubes
ondean
con la
devoción de los patriotas
del
vértigo. La luz ahueca
de
sombras los rincones. Nadie
inhala
este aire puro.
Somos
la
transparencia de un largo instante.
El deseo
ronronea
como un can falto
de
cariño. Las magnitudes del corazón
se
acomodan cerca del cerebro.
Aquí los
cielos
no
imparten lecciones. No rigen
los
mandamientos. No, los púlpitos. Existe
un
paréntesis en el vuelo
de los
trapecistas. Un paisaje
donde
lo aún no soñado muestra su abismo.
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Libertad
La libertad
es una
jaula desplumada
Seguir a
un ave
con
intención de vuelo. El aire
que
agrieta las nubes. Tener menos
prisa
que el tiempo.
Irse antes
de que
otros se marchen. Guiarse
por el
sol y la sed, la hipnosis
de la
luna en los ojos. No
comulgar
con la gravedad.
La lejanía
del
dogma. La victoria de la palabra.
El alfabeto
de los payasos. La extática
de los columpios.
La inutilidad
del
patrón oro.
Una catarata
navegable.
El próximo suspiro.
Un árbol
de largas manos
y suaves
caricias. Ser tempestad
y beso.
Piedra y perfume. Roble
o nómada.
Ser.
El primer
intento
con lo imposible.
Inaxio
Goldaracena
Irrealidad
Planeta
Clandestino #214
Ediciones del 4 de agosto
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