domingo, 31 de diciembre de 2023

BITÁCORA DEL FINAL DE 2023 O LA POESÍA ES UN ESTADO

 







Dice Concha García que la poesía es un estado.

Un estado en el cuerpo, incorporado, como playa. Un lenguaje que flota.

Un muro de arena donde rompe la palabra ola.

Y todos los estados de la materia ocurren antes de desaparecer de nuevo en el agua que vuelve.

Esta playa es un cuerpo que habla. No.

Esta playa es una palabra en el cuerpo.

Hay que leer poetas que sumen raíces, nos dice Eladio Orta.

He visto al ángel del desastre poner los pies en el mundo nos dice Maria Azenha.

Los gatos del velatorio cazan a los pájaros que interrumpen el silencio.

Los almendros mudos piden la voz de los perros para gritar su desconsuelo al paso del muerto.

Son ataúdes metálicos los barcos a la espera del puerto.

Un ángel páncreas trocea su cuerpo y lo engulle: orina en las manos de dios, diría Maria Azenha.

El mundo se construye sobre el agua azul del mundo, osario sagrado, silencio roto por los escarabajos del reloj de la muerte.

Una lluvia de cien años.


Feliz feroz 2024


Aquí las tarifas de amarre delpuerto de Bilbao.





sábado, 30 de diciembre de 2023

HAIKÚS DE CIUDAD JUÁREZ DE MARÍA ÁNGELES PÉREZ LÓPEZ

 






HAIKÚS DE CIUDAD JUÁREZ



Ciudad cuchillo.

En los mapas la infamia,

su corte limpio.




Brújula rota.

El desierto se extiende

hasta la boca.




Sierpe y abismo.

La palabra mujer.

Roto bisílabo.




Muerden los lobos.

Orejitas desnudas,

viento y abrojos.




Negra mazurca.

Palabras que zozobran.

La tajadura.




Feminicidio.

La violencia insolente.

Flor y castigo.




María Ángeles Pérez López

Comarca mínima


Ilustraciones de Patricio Hidalgo

Nota de Lola Nieto

Caligrafía de Chilis Cubeiro


La cartonera del escorpión azul


viernes, 29 de diciembre de 2023

UN POEMA DE ROSA BERBEL EN LOS PLANETAS FANTASMAS

 








EL muchacho desnudo

que se parece a ti

mira por la ventana de su piso vacío.

Nada nuevo: su pene golpeando en el cristal

de forma repetida,

por los siglos de los siglos.


En ese mismo instante, en otro apartamento,

la muchacha desnuda

que se parece a mí

apunta con su dedo hacia el cuerpo desnudo

del muchacho.

Su deseo es ingenuo y anafórico.


No podríamos lamernos ni tocarnos

sin romper los cristales, sin nombrar emociones

con palabras gastadas, de otro tiempo.

¿Cómo reconocer poemas de amor

cuando el campo semántico

es antiguo?


Todo lo que algún día nos hizo sonreír

ahora está muerto.




Rosa Berbel

Los planetas fantasmas


Tusquets Editores


jueves, 28 de diciembre de 2023

UN FRAGMENTO DE SOBREJUEGOS DE ITZIAR MÍNGUEZ ARNÁIZ

 







11



Ventura me enseñó las montañas de cartas como si me enseñara las colinas de un paisaje secreto. La vida es esto, repitió, y yo asentí. Yo le gustaba a Ventura porque no le llevaba la contraria, porque no había un choque generacional entre nosotros a pesar de los años que nos separaban. No le seguía la corriente porque quisiera evitar el conflicto. Ventura tenía razón. La vida era esto. Las colinas del paisaje secreto que formaban esas cartas apiladas. Preguntas y respuestas cruzadas. A Ventura le merecía respeto mi opinión, me apreciaba porque me veía como él, porque quería que me pareciera a él, necesitaba dejar un testigo, un heredero. Creo que al viejo Ventura jamás le interesó el dinero, ni las grandes pasiones, ni el equilibrio vital. A él sólo le importaba su trabajo, esa concepción romántica de su trabajo que él mismo había creado y creído. Se sentía orgulloso de ser el puente de comunicación entre dos personas.




Itziar Mínguez Arnáiz

Sobrejuegos


Huerga & Fierro


miércoles, 27 de diciembre de 2023

EL AMANECER, EL MAR, LOS MISTERIOS DE ELENA ROMÁN EN NO (TAN) ÁNGELES

 





EL AMANECER, EL MAR, LOS MISTERIOS



Un hombre le dice a un un ángel que está harto de vivir

(sólo con eso el ángel ya intuye que se trata de otro

/egocéntrico).

El hombre se queja porque no está contento con su trabajo,

porque su sueldo no se estira, porque su mujer no se depila

/las piernas,

porque sus padres están medio sordos, porque su loro

/tergiversa sus palabras,

porque no es el mejor amigo de su mejor amigo.

El ángel trata de desviar la atención del hombre hacia lo que

/tiene alrededor:

el amanecer, el mar, los misterios.

El ángel le felicita porque es su vida no hay lugar para la pobreza

ni para la guerra ni para las enfermedades,

pero el hombre no le hace caso, no le deja hablar.

El ángel, cansado de la situación, confiesa que no es (tan) ángel.

Se quita las alas, se pone una capa negra,

desenfunda una guadaña y arranca de cuajo

la cabeza del hombre que,

rodando, continúa quejándose

durante unos segundos más.




Elena Román

No (tan) ángeles


Collages de rrose

Nota de Rocío Cerón

Epílogo de Ddrammi Ggiocosi

Caligrafía de Chilis Cubeiro

Plantillas de Melissa Dillon


La cartonera del escorpión azul



martes, 26 de diciembre de 2023

SEQUOIADENGRON GIGANTEUM UN POEMA DE GSÚS BONILLA EN ARBORETUM BREVE ANTOLOGÍA DE ÁRBOLES CAÍDOS

 





A la memoria de David González



SEQUOIADENGRON GIGANTEUM



Cuando en el año 1890 se estableció

el Parque Nacional de las Secuoyas

el turismo pronto demostró que las secuoyas

teníamos más valor vivas que muertas


Más o menos, un siglo después

las personas se abrazan a sus tallos

y miran hacia la inmensidad de las copas

que rozan el cielo


En la cumbre, de toda esa figura retórica

un Airbus de la American Airlines

traslada, a velocidad de crucero

a doscientos cincuenta y cinco pasajeros

de una a otra punta de los Estados Unidos


Por encima de ese mismo avión

un satélite artificial

recopila datos de todo tipo desde su órbita

y en el nombre del progreso

los lanza de nuevo a la tierra


Algo más arriba

en los límites de la gravedad cero

de la Estación Espacial Internacional

dos de sus tripulantes hacen el amor

como buenamente pueden

al amparo interestelar del cosmos


Y, entre tanto, tú escribes

todos estos acontecimientos

en el reciclado de un papel Navigator

de ochenta gramos de celulosa por metro cuadrado

con un certificado ambiental

que dice respaldar una silvicultura responsable

y de ese modo contribuir a preservar un bosque

para generaciones futuras


Y, entre tanto, tú escribes

con un lapicero HB de grafito

también ecológico

comprometido con el medioambiente

y su responsabilidad en el tratamiento de la madera

en todos sus procesos de producción

que sacrificarán su tiempo libre

leyendo este poema para nada:


escribir entraña una gran dificultad

y una responsabilidad aún mayor:


se trata, entre otras historias,

de devolverle al papel

su condición de árbol


su dignidad

de naturaleza viva*



*Los versos en cursiva pertenecen al poema Retribución de David González



Gsús Bonilla

Arboretum

Breve antología de árboles caídos


Prólogo de María Ángeles Pérez López


Primer Premio Internacional de Ecopoesía Valle del Jerte


Ediciones Liliputienses


sábado, 23 de diciembre de 2023

EL OCÉANO EN LA CALLE MAYOR UN POEMA DE TERESA RAMOS EN MULTI(IM)PLICACIONES

 





EL OCÉANO EN LA CALLE MAYOR



Necesito esgrimir silencios con todo mi empeño,

encontrar las palabras que pongan nombre a mi voz.


Mirar la calle que me susurra tantas cosas...

esa mirada desconocida que cruza la puerta de embarque.

La madre y el hijo que espera un avión, y la sombra

de esa niña que jamás tendré.


El escaparate que presenta nuevos personajes,

peinados que prometen otros paraísos.

Las estanterías que hablan con voces espectrales

de un tiempo impreso.


Enmudecer, suspender aritmética, dejar de contar razones,

buscar refugio entre tribus animales, olvidar los rezos

y convocar a una suerte que llegue inesperada.


Para encontrar el océano en la plaza Mayor;

nadar entre ascensores y fundar mi hogar

en la planta baja de un edificio común.

Salir y entrar resulta fácil, salir y entrar ya no es el viaje.

Entonces me aplico, aprendo a descifrar idiomas

con el lenguaje claro de la piel.


Y dicen de mí, que no hay quien me entienda,

que ahora mi lengua se ha vuelto incomprensible.

Que desvelar la vida oculta de una rosa es pueril,

que un absurdo y sentido extraño me posee,

que bucea tan hondo en el mar de la duda.




Teresa Ramos

Multi (im) plicaciones


Nautilus Ediciones


viernes, 22 de diciembre de 2023

ELLAS UN POEMA DE MONTSE GRAO EN HOY TOMARÉ EL VERMUT

 





ELLAS



Unas, como gorriones,

escapan

en un vuelo rasante.


Otras, igual que águilas,

tocan el infinito

y desde su atalaya

miran al frente

planeando futuros.


Algunas, como grullas,

recorren el mundo

y regresan

en el preciso instante

de un pertenecer.


Algunas no vuelven nunca.


Son las mujeres-pájaro.

Las que lucharon

para romper cadenas.




Montse Grao

Hoy tomaré el vermut


Nautilus Ediciones

jueves, 21 de diciembre de 2023

TRES POEMAS EN PROSA DE GRACIELA BAQUERO EN CRÓNICAS DE OLVIDO

 





4


Hay veces que temprano bajamos hasta los jardines del Prado y asistimos al aseo de los mendigos. La fuente, el jabón escaso, las mantas desplegadas sobre el césped. El hombre y el peine desdentados, un grupo de turistas japoneses cruza fotografiando la escena, milagrosamente, sin vernos. Un hombre dobla su abrigo satisfecho de supervivencia. La anciana intenta salvar la profundidad de un charco; se empeña y lo consigue. Hay una mujer pintándose los labios guiada por el espejo de un automóvil y un muchacho se picotea el cuerpo como un pájaro hacendoso.

La mañana cuaja en estos quehaceres y mientras el frío se apacigua, Olvido y yo desayunamos el zumo de una naranja amarga.




13


Olvido alimenta a una cría de pájaro con su boca. Pico contra pico, ambos conscientes de su posible agresión.




38


Olvido sabe escuchar las voces de los muertos. Por ello nos adentramos en el bosque hacia el lugar donde encontraron a la niña perdida.

Siempre tengo miedo cuando ella se ocupa de estas cosas y voy tras sus pasos, dando tumbos, por la fragilidad del mundo y su frontera. Llegamos. Olvido toma asiento en el preciso lugar del hallazgo y como un animal que sobrevive a todos los diluvios, toca, huele, atenta hasta dejar que la niña muerta hable por su boca y diga:

«Hace días que llueve y la tierra resbaló por mis pachos hasta dejarme el cuerpo al aire... La tierra dura me lastimaba, pero el agua hizo de ella un barro fino que me dejó salir... He pasado el tiempo sin saber que había muerto... Llevaba días aquí desencontrada, con la carne dispersa entre los helechos y las piedras... Entonces no ser más que el silencio de este bosque... La violencia cesó cuando la muerte vino..., y ahora dejadme en paz y tapad,e, no me gusta estar así delante de la gente».

Olvido hace silencio después de aquel discurso embrionario. La toco y la regreso. Silencio, hasta que con claridad percibo sus señales.

Entonces, tapo con los labios el agujero de su boca mientras arropo con mi abrazo el cuerpo de mi Olvido y, como si de un Lázaro nuevo se tratara, hago que se levante y ande.




Graciela Baquero

Crónicas de Olvido


Colección Genialogías


Ediciones Tigres de Papel


miércoles, 20 de diciembre de 2023

ALGO QUE AÑADIR SOBRE UN VIEJO POEMA DE ISMAEL CABEZAS EN MÚSICA QUE ESCUCHARÉ CUANDO HAYAS MUERTO

 







ALGO QUE AÑADIR SOBRE UN VIEJO POEMA




Ancianos que vivieron su juventud en oscuros patios de vecinos

bajándose los pantalones en mitad de una fría madrugada

sobre un humillante agujero abierto en el suelo rebosante

de orina y heces

y ahora contemplan como si fuese el más bello de los milagros

el agua cristalina que brota del grifo del baño,

adolescentes que abandonaron el instituto y recogen del suelo

las bragas sucias de alguien que tiene su misma edad

y recibe clases de alemán y equitación,

poetas encerrados en una diminuta habitación iluminada

por una bombilla que arroja una luz tenue y débil,

y en su miseria persiguen ese verso que pudiera ennoblecerlos

y así olvidar la terrible inmensidad de su derrota,

una camarera sentada en los escalones de entrada de una cafetería

que fuma un cigarrillo de contrabando y piensa en un viejo verso

de Sylvia Plath que apenas recuerda,

ese que habla sobre la oscuridad que duerme dentro de ella,

todos aquellos a los que presto mi palabra,

como antes que yo hizo un viejo poeta vasco que ya ha muerto.




Ismael Cabezas

Música que escucharé cuando hayas muerto


La Garúa


martes, 19 de diciembre de 2023

UN POEMA DE LYDIA DAVIS Y UN POEMA DE ELIOT WEINBERGER EN DOS ESCENAS AMERICANAS

 







Un primer recuerdo sobre mi querida madre

es que solía sentarse junto a la cama bajo el alero,

al lado del ventanuco que da al este,

y tras ver que Obed y yo quedábamos cubiertos

muy a gusto y arropados,

nos contaba historias o hablaba de aquel día de lo ocurrido,

hasta que la tarde gris entraba en la noche profunda;

sin vela alguna encendida

y en el almacén mi padre aún retenido.


Contaba historias de afligido interés para nosotros y ella misma,

y contadas para desahogar el corazón entre sus hijos,

muy jóvenes aún para entender plenamente

la naturaleza de su pena.

Habló de la muerte de su madre,

de jóvenes marinos muertos en las Indias Occidentales,

de John Morris, joven inglés traído hasta estas tierras,

que había estado en Francia y visto el Reino del Terror,

los ríos de sangre desde la guillotina corriendo por las calles;

de la muerte de su padre que cayó desde un henar en su granero

una mañana muy temprano, poco después de que ella se casara.


Nos contó del día de su boda

y de la vuelta a casa con nuestro padre,

en una grupera tras él a lomos a caballo,

y con sus amigos invitados;

de sus primeros quehaceres en la abarrotada casa del abuelo,

con su extensa familia de hijas,

antes de que se edificara la nuestra;

de la muerte del “pequeño Sidney”, el primero de sus hijos,

que no había cumplido aún los dos años,

y cómo, al no poder quedarse sola en la casa

el momento del día que más ambicionaba

era el del crepúsculo

cuando podía ir lejos al prado a ordeñar la vaca

y a llorar a voz en cuello.



Lydia Davis


―――――――――――



Los indios cuentan que había una vez un gran jefe se que lamentaba desconsoladamente tras la muerte de su mujer: se apareció el dios Ta-vwoats ofreciéndole tallar una senda por las montañas para llevarlo al paraíso y mostrarle que su mujer se hallaba en tierras más venturosas. El jefe prometió, obligado a su regreso, que nunca revelaría la ubicación de aquel lugar, pues su pueblo, que vivía bajo los rigores del desierto, ambicionaría seguir esa senda al paraíso. Entonces, el dios Ta-vwoats, sabedor de las flaquezas humanas, envió un río desenfrenado y embravecido por aquella senda: las gargantas del cañón del Colorado.


Izamos nuestros pendones y empujamos las barcas desde la orilla.



Y yo no sé, ay no sé,

qué gozos están allí



Oteros con formas raras. La cabecera del primer cañón: brillantes rocas bermellonas. La llamamos Garganta de las Llamas.



Nos adentramos ya muy ansiosos por el misterioso cañón. Dicen que no se puede navegar. Los indios dicen: “Pila de agua atrapar”.



Eliot Weinberger



Lydia Davis & Eliot Weinberger

Dos escenas americanas


Traducción y epílogo de Aurelio Major


Kriller71ediciones


lunes, 18 de diciembre de 2023

DIEZ POEMAS DE JUDITH RICO EN CADA DÍA QUIERO MÁS COSAS CON MENOS GENTE

 







#2

Recuerda; por pisotear las alas de los demás

no te pertenece más cielo.




#4

No rompas el silencio

si no sabes cómo pagarlo.




#13

La última vez que me sentí sola

estaba rodeada de gente.




#17

Los recuerdos que vienen

sin ser llamados;

esos sí que saben de esguinces

en el corazón.




#19

Nadie nace con el corazón hecho una roca,

se vuelve así cuando lo llenan de piedras.




#24

Fuimos infinitos,

aunque durara un instante;

fuimos brevemente eternos.




#37

La diferencia entre querer y amar

es enorme para los que aman

y prácticamente invisible

para los que quieren.




#40

La confianza y el amor

como las estrellas del poeta Mestre

para quien lo trabaja.




#51

Su corazón aprecia la luz

porque creció con la oscuridad

del desamparo.




#71

Sabes que alguien se aleja

cuando su silencio

hace más ruido

que su sonrisa.




Judith Rico

Cada día quiero más cosas con menos gente


Ediciones Liliputienses