sábado, 25 de julio de 2020

FRAGMENTO DE INICIO DE POETA DE LAS CENIZAS DE PIER PAOLO PASOLINI


 

 

 

Soy uno

que nació en una ciudad llena de pórticos en 1922.

Tengo pues cuarenta y cuatro años, que llevo bien

(ayer mismo dos o tres soldados, en un bosquecillo de putas,

me echaron veinticuatro —pobres muchachos

que han tomado a un niño por un coetáneo suyo—);

mi padre murió en el 59,

mi madre vive.

Todavía lloro, cada vez que pienso

en mi hermano Guido,

partisano muerto por otros partisanos, comunistas

(entró en el Partido de Acción por consejo mío:

él había empezado en la Resistencia comunista),

en los montes, malditos, de un confín

talado con pequeños cerros grises y desconsolados prealpes.

En cuanto a la poesía, comencé a los siete años:

pero no fui precoz más que en la voluntad.

Fui un «poeta de siete años»

—como Rimbaud— pero sólo en la vida.

Ahora, en un país entre el mar y la montaña,

donde estallan grandes tormentas, en invierno llueve mucho,

en febrero se ven las montañas claras como el vidrio,

un poco más allá de las ramas desnudas, y luego nacen las prímulas en zanjas

inodoras, y en verano las parcelas, pequeñas, de maíz

alternándose con el verde oscuro de la alfalfa

se dibujan contra el cielo vago

como un paisaje misteriosamente oriental

ahora, en ese país,

hay un cajón lleno con los manuscritos de unos de tantos muchachos poetas.

Lo más importante de mi vida ha sido mi madre

(sólo ahora se le ha unido Ninetto)

[…]

 

 

 

Pier Paolo Pasolini

Poeta de las cenizas

 

Traducción de Fernando González García

 

Editorial Delirio


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