miércoles, 20 de enero de 2021

CINCO POEMAS DE HISTORIA DE LA LECHE DE MÓNICA OJEDA

 

 

 

 

*

 

 

 

La poesía en lo perfecto del muerto:

lo incorruptible, la selva encadenada

 

 

 

*

 

 

 

En tus sueños rapaces escucharás la voz demente del cráneo del poema

caja estelar rúnica

oráculo vaginal que inventa la poesía en los subsuelos de Marte

caracol jineteando el futuro en versos de esporas caucásicas

esporas indígenas meándose al viento planetario

de los códices

Nortes que exorcizan cebollas y crines en tu viaje a la sangre

de ombligo del mundo a clítoris del fin

 

Su voz será pelo de árbol

magullándose en el alba de tu buche,

pero eres un cóndor: nada podrá evitar

que la profecía te crezca en la digestión de una pelvis

 

 

 

*

 

 

 

El huevo duna

huevo diente a los leones

huevo ojo de cristal desarropado de langostas

craqueará sin nido como la tierra y los cielos zarandeándote

al brillo de los pelícanos

aves de gracia que muerden peces y sirenas

desde la espalda del muerto de agua

hacia el festín de tu descendencia

 

 

 

*

 

 

 

Serás un cóndor empujando a tu hija

de la montaña al abismo

donde brota lo real

 

 

 

*

 

 

 

Después de la oscuridad última vendrá una noche más

grande, caliza, arrobada por colmenares que cuelgan de los

miembros del cadáver oceánico

 

Tu Dios será el ruido incesante en el agua del poema

 

El agua será la carroña madre y su descomposición penetrará

en la lengua obscena de la tierra

 

Te convertirás en testimonio de la sequía. De tu sombra

saldrán colas, aletas y luces reproduciéndose en la

transparente nada

 

Entenderás que en el principio no fue nunca el verbo, sino la hernia

Lo inicial prescinde de la palabra que revienta la córnea de la vida

 

Tu Dios-madre es la carroña del mundo y crece en cada criatura que cesa

su habla deshabitada de duelo

 

Nadarás la mente en el lenguaje de tus muertos

 

 

 

Mónica Ojeda

Historia de la leche

 

Editorial Candaya


lunes, 18 de enero de 2021

FRAGMENTO INICIAL DE CANTO A SU AMOR DESAPARECIDO DE RAÚL ZURITA

 

 

 

 

CANTO A SU AMOR DESAPARECIDO

 

 

 

Canté, canté de amor, con la cara toda bañada canté de amor y los muchachos me sonrieron. Más fuerte canté, la pasión puse, el sueño, la lágrima. Canté la canción de los viejos galpones de concreto. Unos sobre otros decenas de nichos los llenaban. En cada uno hay un país, son como niños, están  muertos. Todos yacen  allí, países negros, África y sudacas. Yo les canté así de amor la pena de los países. Miles de cruces llenaban hasta el fin el campo. Entera su enamorada canté así. Canté el amor:

 

 

Fue el tormento, los golpes, y en

pedazos nos rompimos. Yo alcan-

cé a oírte pero la luz se iba.

Te busqué entre los destrozados,

hablé contigo. Tus restos me mi-

raron y yo te abracé.

Todo acabó. No queda nada. Pero

muerta te amo y nos amamos aun-

que esto nadie pueda entenderlo.

 

 

-        Sí, sí, miles de cruces llenaban hasta el fin el campo.

-        Llegué desde los sitios más lejanos, con toneladas de cerveza adentro y

-        ganas de desaguar.

-        Así llegué a los viejos galpones de lo concreto.

-        De cerca eran cuarteles abovedados, con sus vidrios rotos y olor a pichi,

-        semen, sangre y moco hedían.

 

 

 

Raúl Zurita

Canto a su amor desaparecido

 

Editorial Delirio


sábado, 16 de enero de 2021

PAULONIA UN POEMA DE PERSONAL & POLÍTICO DE AURORA LUQUE

 

 

 

 

PAULONIA

 

 

 

Manuel Moya, poeta,

está plantando un bosque literario

en un huerto heredado de su padre

con naranjos enfermos:

Bosque de la Memoria.

Árboles que son fruto

de semillas de libro.

Cuenta que ha conseguido que germinen

cipreses de la Acrópolis.

 

Yo he plantado en mi huerto una paulonia.

Murasaki Shikibu me regaló cien días en Kioto,

la intimidad de Genji, sus morbosos abrazos,

los poemas que cruzan los amantes

escuetos como un tuit y ambiguos como el mar,

la molicie de las caligrafías,

los nombres perfumados de las cosas

y el deseo feroz

como arteria central de las palabras.

Por gratitud he plantado una paulonia.

Ha crecido veloz, como con hélices

o alas en las ramas. Purifica los suelos,

embellece las nubes, enredando entre ellas

un enjambre violeta de campánulas.

Conmueve su despliegue tan gratuito.

 

Los vecinos preguntan que por qué

sembré un árbol tan grande

que no da fruto alguno.

Pa qué si no da ná, dicen con sus seis sílabas.

La he plantado por pura gratitud.

En Japón utilizan su madera

blanca y honesta para kotos y sandalias

y la plantan en China cuando nace una niña

y al casarla fabrican con su pulpa

los varios utensilios de su ajuar.

Quizá al final del tiempo

cuando aviste a la muerte,

construya yo un estuche

con alguna porción de alguna rama

una caja a la inversa de Pandora

con la no-espera al fondo

y los bienes cumplidos,

selectos y menudos como bayas granantes,

en su interior.

 

Pero el don que aguardamos

es que hable Murasaki muchos siglos,

que propague su erótica gentil

bajo especie de libros y huertos.

De libros, esos hijos

biológicos del árbol.

 

 

 

Aurora Luque

Personal & político

 

Vandalia


miércoles, 13 de enero de 2021

TRES POEMAS DE LA INVERSIÓN DE SALVADOR LERA

 

 

 

 

3.1.1.

 

 

 

comienzo primordial

 

 

la resonancia,

los subterráneos emergiendo.

 

 

 

vasos comunicantes

 

 

la tierra,

las redes del cambio perpetuo.

 

 

 

3.1.2.

 

 

 

hay un eco antiguo

reclamo que invierte el signo de la lejanía

una conexión

 

 

por la extensión de los circuitos

en el equilibrio de las bifurcaciones,

 

 

 

un hilo remontándose hasta el centro

senda imaginada

cadena de fuego que ata la simetría.

 

 

 

3.1.3.

 

 

 

en las cumbres heladas de un afán secreto,

que el lugar sea cuerpo

que lo vivo lo traspase.

 

 

lejanía desbordada

abrazo tumultuoso.

 

 

en el punto de despliegue una confluencia,

la fertilidad del surco

la llama de los extremos.

 

 

 

Salvador Lera

De la inversión

 

Amargord ediciones


martes, 12 de enero de 2021

UN POEMA DE CAJA DE LAS BESTIAS DE BEGOÑA PAZ

 

 

 

 

CASA DA BESTAS

 

 

 

na casa

as bestas espreitan

as nosas arelas

arreguizando co seu

rancor

a medula triste

dos ósos

 

agardan

axexan

alentan

 

inquedas pola fame

aborrecidas pola calma

borboriñan no seu ouvido

os sinais

desta a nosa

ruindade

agochada

en cada aceno

en cada aloumiño

en cada palabra

 

el dubida

 

—eis as súas mans

faéndonos agromar

a carne sobre os tocos—

 

e volve a dubidar

de nós

 

tres

catro días de ceba

embuchadas

de esperanzas e

devezos

e ficaremos listas

para ser outra volta

entregadas

devoradas e

cuspidas

polas

súas

bestas

todas

 

 

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CASA DE LAS BESTIAS

 

 

 

en la casa

las bestias vigilan

nuestros anhelos

estremeciendo con su

rencor

la médula

triste

de los huesos

 

aguardan

acechan

alientan

 

inquietas por el hambre

aburridas por la calma

susurran en su oído

las señales

de esta ruindad

nuestra

escondida

en cada gesto

en cada caricia

en cada palabra

 

él duda

 

—por eso sus manos

haciéndonos brotar

la carne en los muñones—

 

y vuelve a dudar

de nosotras

 

tres

cuatro días de ceba

embuchadas

de esperanzas y

deseos

y estaremos listas

para ser otra vez

entregadas

devoradas y

escupidas

por

todas

sus

bestias

 

 

 

Begoña Paz

Caja de las bestias / Caixa das bestas

 

Baile del Sol Ediciones