1
Los
poetas
recordaron
a los filósofos
que el
asombro de existir
es tan
cotidiano tan inmediato tan sólito
como el
frescor del agua
como el
verde de las hojas
como tu
voz que canta
2
Los
filósofos
en su
cabaña y los erizos
—diría Lupe Grande—
meditando
en su hotel…
Y los
poetas, los egodinámicos poetas:
adelgazarse,
borrarse, desaparecer
(zoología recreativa)
A Ñor
le sacaba de quicio la cháchara de la autoayuda sobre la “zona de confort”. El
problema de la comodidad, sostenía, no es la comodidad: son los privilegios.
Al es
lo que hay
le
mondamos el es —propone Ñor
echando mano de su navajita de bolsillo
y del lenguaje de la claudicación
brota la palabra de la maravilla
lo que hay
(junto con lo que hubo
y lo que podría haber)
Lo que hay, eso que nos asombra
a poco que prestemos atención
Lo que hay, eso que nos asombra
a poco que prestemos atención
Lo que hay en nuestro mundo
y también extramuros de la ciudad humana
Lo que hay, espigas y murmullos
y éxtasis y cortinas y juegos infantiles
Lo que hay, la soberanía del hayedo
y el vuelo del colibrí
Lo que
hay por ejemplo con Santóka:
“Yo,
ahora, aquí:/ el azul del océano sin límites”
(enfermamos al oír decir “es lo que hay”)
No
pensar
en
términos sociológicos
más de
media hora diaria
—se prescribía a sí mismo Ñor
(automedicación)
Jorge
Riechmann
Grafitis
para neandertales
Eolas
ediciones
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