lunes, 17 de febrero de 2025

ASESINO E INOCENTE UN POEMA DE MAHMUD DARWIX EN LA HUELLA DE LA MARIPOSA



 

 

 

     ASESINO E INOCENTE

 

 

 

ES el amor como las olas.

Repite nuestro viejo-nuevo gozo

deprisa, despacio,

inocente como un cervato en bicicleta,

obsceno… como un gallo,

temerario como el menesteroso,

inquieto, malvado,

tranquilo como la imaginación

ordenando sus cosas,

oscuro, tenebroso… y que ilumina,

vacío y lleno de sus contradicciones.

 

Animal/ángel

con la fuerza de mil caballos,

la ligereza de un fantasma,

equívoco, irascible, dócil.

Cuando huye, vuelve.

Nos trata bien… y mal,

y nos sorprende y se presenta

cuando ya no le esperábamos…

Es el anarquista/el egoísta

el señor/el único/el múltiple.

 

Creemos en él y renegamos de él,

mas le somos indiferentes

cuando uno a uno nos persigue

y con mano fría nos mata.

 

Es asesino… e inocente.

 

 

 

Mahmud Darwix

La huella de la mariposa

 

Traducción de Luz Gómez García

 

Editorial Pre-Textos


 

viernes, 14 de febrero de 2025

CAMALEÓN DE MÓNICA ALÍA



 

 

 

CAMALEÓN

 

 

 

El camaleón se despliega en alfombra.

El camaleón desenrosca la lengua felpudo.

El camaleón pone la huella

al charco que se abisma

al olor su talón poroso.

 

El camaleón traga veneno.

El camaleón succiona veneno.

Lo acoge, lo apresa, lo procesa,

lo integra.

 

El camaleón traga veneno.

Lo picotea, lo chupa,

lo roe.

Lo corroe.

 

El camaleón rearma un espacio

en la maraña de los intestinos.

 

 

El camaleón cambia colores.

El camaleón reconfigura la paleta

de su cuerpo.

El camaleón intercambia de lugar

los ojos.

El camaleón muda las córneas.

El camaleón no es un bobo Edipo.

No acepta extirpaciones ni huidas.

 

 

El camaleón asume heroísmos trasnochados,

entuertos ajenos,

mientras se ajusta

el accesorio de guantes blancos,

de buenos modales.

 

El camaleón aprieta las tuercas

de unas quijadas que ya no resisten

la adaptación al medio.

 

 

 

Mónica Alía

Camaleón

 

Epílogo de Ignacio Pablo Rico

 

Ediciones Contrabando


 

miércoles, 12 de febrero de 2025

UN FRAGMENTO DE ALTAZOR POEMA DE VICENTE HUIDOBRO



 

 

 

Los veleros que parten a distribuir mi alma por el mundo

Volverán convertidos en pájaros

Una hermosa mañana alta de muchos metros

Alta como el árbol cuyo fruto es el sol

Una mañana frágil y rompible

A la hora en que las flores se lavan la cara

Y los últimos sueños huyen por las ventanas

 

Tanta exaltación para arrastrar los cielos a la lengua

El infinito se instala en el nido del pecho

Todo se vuelve presagio

ángel entonces

El cerebro se torna sistro revelador

Y la hora huye despavorida por los ojos

Los pájaros grabados en el zenit no cantan

El día se suicida arronjándose al mar

Un barco vestido de luces se aleja tristemente

Y al fondo de las olas un pez escucha el paso de los hombres

 

Silencio la tierra va a dar a luz un árbol

La muerte se ha dormido en el cuello de un cisne

Y cada pluma tiene un distinto temblor

Ahora que Dios se sienta sobre la tempestad

Que pedazos de cielo caen y se enredan en la selva

Y que el tifón despeina las barbas del pirata

Ahora sacad la muerta al viento

Para que el viento abra sus ojos

 

Silencio la tierra va a dar a luz un árbol

Tengo cartas secretas en la caja del cráneo

Tengo un carbón doliente en el fondo del pecho

Y conduzco mi pecho a la boca

Y la boca a la puerta del sueño

 

 

 

Vicente Huidobro

Altazor

Poema

 

Compañía Ibero Americana de Publicaciones S.A.


 

lunes, 20 de enero de 2025

DECIR LOS MÁRGENES DE CHANTAL MAILLARD CONVERSACIONES CON MURIEL CHAZALON





 

 

 

 

   Nos llevas a hablar de los universos ficcionales, un tema de capital importancia en la actualidad. Y no sólo porque la vida de la mayoría transcurre y se construye en las pantallas de los dispositivos, o sea, como representación, sino también y sobre todo porque las sociedades se organizan y actúan de acuerdo con ideas basadas en los mitos (impuestos o heredados) y las teorías del momento.

   La distinción que hiciera Aristóteles entre verdad y verosimilitud me parece crucial para entender esto, pues con ella se estableció la separación, nunca salvada desde entonces en Occidente, entre el discurso racional (lógico) que vendía a ser el de la ciencia y la noción de verdad que lleva aparejada, y el de las artes dramáticas. Aristóteles entendía que verdad y falsedad son nociones que se aplican a las proposiciones y que pertenecen, por tanto, al orden del conocimiento, pero que existen expresiones que no son proposiciones y que, por tanto, no son ni verdaderas ni falsas. El poeta, por ejemplo, puede cometer errores lógicos, puede incluso utilizar argumentos absurdos e irracionales si así lo requiere el guion, pues lo que interesa ante todo es que la obra o el relato sea convincente, y esto no se logra atendiendo a la lógica proposicional, sino a la lógica interna de la obra, es decir, a su coherencia o, si se quiere, a su unidad compositiva. Una obra, para ser buena, no necesita ser verdadera, le basta con ser verosímil, y esto se logra si los elementos forman entre sí un todo coherente. No necesita tener ningún referente externo con el deba concordar, se basta a sí misma. Recordaremos, de paso, que no otra cosa es el arte, etimológicamente hablando, que la buena organización de los elementos, su art-iculación en un conjunto que funcione como tal.

   Esta distinción aristotélica marca el inicio de lo que señalabas al principio: la separación entre la ciencia y la ficción y, consecuentemente, entre las representaciones que se consideran verdaderas y las que no. Marca también la entrada de la creencia en el mundo de la representación que, hasta entonces, era sobre todo ejemplo, organización simbólica. En el mito, por ejemplo, no se cree, se lo acoge como construcción orgánica, presentación diagramática, organigrama en el que las trayectorias actos, gestos, sonidos convergen y se organizan. Y esa composición, no teórica sino ejemplar, nos enseña como enseñan los cuentos, o los poemas, por la vía no racional. El universo, tengámoslo en cuenta, funciona por analogía, no otra cosa es la resonancia. Y es por analogía que la historia, el cuento o el mito nos instruyen. Y no con ninguna moraleja, como lo haría la fábula, sino por su estructura, por el ajuste de las acciones, los gestos, las palabras. El mito es ante todo relacional. Y es bajo los hechos y su significado descifrable que su enseñanza tiene lugar.

   Con la progresiva prevalencia del logos, sin embargo, tanto la dramaturgia como el relato fueron privados paulatinamente de su ancestral función cognoscitiva y terapéutica. El paso del mito al logos equivale a supeditar la escucha intuitiva (relacional y sintética) al des-ciframiento lógico (analítico). En ese proceso, el trabajo de la imaginación es reemplazado por el intelecto, la fluidez por la exactitud, el movimiento por la detención, la elasticidad del tejido por la rigidez de la creencia.136 La creencia, digo, no sólo porque ésta guarde relación con la verdad y el error (o la falsedad), sino también porque, en este transcurso, perdimos de vista que toda teoría es igualmente un relato. No hay ciencia sin relato, esto es evidente: el relato es lo que hace que una teoría sea inteligible. Esto es algo que al buen científico, evidentemente, no se le escapa, pero, a la vista de los resultados, gran parte de la población entiende que, puesto que funciona, la teoría no es tan sólo válida, sino que también es «verdadera», en decir, que es «la fiel representación» de una realidad a la que no tenemos sensorialmente acceso. Pero que una teoría funcione no significa que sea «verdadera», tan sólo significa que los resultados son los que se esperaban de las premisas a partir de las cuales se ha diseñado el experimento.

   Sin duda nos ahorraríamos muchos quebraderos de cabeza si relativizásemos el concepto de verdad definiéndolo en términos de funcionalidad o, mejor aún, si reemplazásemos el concepto de verdad por el de validez. A diferencia de la verdad, la validez atendería s la coherencia interna de la teoría (y del experimento), y no a la adecuación a un supuesto modelo verdadero. Quizá evitaríamos así que los relatos, al incrustarse, terminasen funcionando como verdades.

   Sería interesante, volviendo la vista atrás, al origen de la separación de las disciplinas, pensar en aplicar a las teorías científicas el concepto de verosimilitud y emparentarlas asó con las artes. Quién sabe si, de esta manera, no terminaríamos por hallar ese paso el Noroeste con el que soñaba Michel Serres entre las ciencias exactas y las llamadas ciencias humanas.

 

 

 

Chantal Maillard

Decir los márgenes

 

Conversaciones con Muriel Chazalon

 

Galaxia Gutenberg

miércoles, 8 de enero de 2025

PIRÓFITAS DE CRISTINA RIVERA GARZA EN TRENZAR





 

 

 

 

PIRÓFITAS

 

 

 

El fuego no es un cuchillo. El fuego abrió

la fronda del Amazonas. Los eucaliptos

de Australia le deben su lugar

en la tierra al fuego. Reacomoda

reduce el radio

del alimento.

 

Nosotras desbrozamos el terreno

y urgimos a la hierba, las semillas, los matorrales

urgimos a las bayas, las frutas

urgimos a las nueces. El fuego sacó

a los animales salvajes de su camino

expuso así las madrigueras

escondidas, los hongos que atrajeron

a los herbívoros. Nosotras desplegamos

el fuego para esculpir el paisaje:

vengan alces, venados, castores, vengan

liebres, puercoespines, urogallos

vengan guajolotes, codornices

vengan.

 

Es cierto que usamos el fuego para arrear a los animales hacia

[los precipicios

y a los elefantes hacia las ciénagas donde, ya inmovilizados,

los matamos.

 

Con el tiempo, construimos un nicho.

Distribuimos los recursos naturales a nuestro gusto: más

[abundantes

más predecibles, más a la mano. Este mosaico de

[biodiversidad

es nuestro. Esta seguridad

física.

 

Mucho antes de que tu especie apareciera sobre la tierra, el fuego

nos dio calor y luz. Nos dio alces y nueces.

Nos dio hierbas y frutas, venados y codornices.

Nos dio un hogar.

 

La prueba definitiva de la domesticación dice

que no podemos propagarnos por nosotros mismas

sin la ayuda del fuego.

 

 

 

Cristina Rivera Garza

 

En

Trenzar

Santas, raras y mestizas

 

Lina Meruane

Cristina Rivera Garza

Cabriela Wiener

 

CCCB Breus

martes, 7 de enero de 2025

UN POEMA DE ANDREA LÓPEZ KOSAK

 



 

 

 

Éramos pocos

y entre nosotros

el viento cerró las puertas

no había

rencores que guardar

distancias

hasta que

papá quiso reinar y dividió

el día de la noche

los tallos de las venas

abiertas las bocas exhalaban sus vapores

más pesado que el aire

descendimos

del árbol contando hojas en blanco

no

dijo mamá

voy a

y descansó

y pasó el tiempo

y pasó

la corriente de una habitación a otra

 

 

 

Andrea López Kosak

 

Aula literaria de la Laboral