EL RUIDO
Cuando
ya me olvide de estar siempre
a la
espera de un
desenfreno,
cuando
tome
real cuenta de que esto conlleva
graves
lesiones cardíacas, el sobresalto,
el
timbre que uno creía
estar
esperando, la velocidad,
el
vértigo que uno creía
desear
hasta tal punto,
recién
entonces el silencio
será
como un útero lleno o una cabeza
llena
de algo que no es conocimiento
o las
dos cosas llenas o vacías
pero al
fin el silencio no aturda, cuando
ya me
olvide
de
lamer eso con lo que una
creía
llenar
el
estómago la cabeza el útero el oído, o
simplemente
el corazón las manos,
cuando
todo o nada se calme
pero me
olvide, el silencio
vendrá
a mí como un amante
casi
perfecto, casi amado,
mi
tolerancia será finita o infinita,
la
entrega será parcial o
inmediata,
me
olvide, cuando por fin olvide,
el
silencio será
tan
intercambiable
como
cualquier persona o cosa,
tan
insustituible
como
cualquier persona o cosa
tan
irremediable como la salud,
esa que
soporta o sostiene o sobrevive,
cuando
deje, por fin deje
trabajar
a la memoria como esas máquinas
que una
vez terminado el mundo
siguen
funcionando, autómatas, y
el
silencio sea
lo que
vibra alrededor,
lo que
se mueve o ya no se mueve alrededor
de la memoria,
lo que ya
no
reacciona ni sobresalta
ni
obtura el timbre, la sordera, me olvide
de oír
o de
esperar el ruido, el vértigo, eso que
creía
era la acción, la pasión
el
encuentro con algo con alguien que
creía
era no era, cuando
me
olvide y me duerma o
abra
los ojos para descubrir
el
sueño o lo que vi, después de todo,
cuando
me canse o me desvele,
qué
será del silencio
qué
será de ese algo de esa nada,
el
factor
constante,
alucinado que habla que calla
canta.
Irene
Gruss
Humo
Antología
personal
(Edición
con poemas inéditos)
Ediciones
La Palma
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