jueves, 17 de agosto de 2023

TRES FRAGMENTOS DE AUN NO ESTÁ DECIDIDO DE MARIE LUISE KASCHNITZ

 


 

   ENFANT INONNU

 

 

LOS paquetes de Navidad dirigidos a la reina de Inglaterra no serán desempaquetados, por supuesto, por ella misma, son demasiados y contienen, por ejemplo, cubre-teteras de ganchillo, fotografías de purasangres, cornamentas de ciervos y tubérculos de plantas para los jardines reales. En el cajoncito de Biafra no había nada parecido, sólo el cadáver de un niño muerto por una bomba de avión, del cual la madre se había separado para colocárselo a la reina de Inglaterra debajo del árbol, feliz navidad y tú tienes la culpa. Yo me pregunto qué es lo que va a ocurrir con ese cadáver de niño, si le darán sepultura en la abadía de Westminster, lo que no estaría mal, aunque hipócrita, los pares con sus coronas, el arzobispo de Canterbury con sus ornamentos. Los niños de la corte colocando sus ramilletes sobre el ataúd del bebé, más tarde una lápida sepulcral, una luminaria, tal vez, cerca del rincón de los poetas, el niño de Biafra, l’enfant inconnu. Pero también es posible que el cajoncito haya sido reenviado hace tiempo, no faltaba más, que cada cual venga a colgarle a la reina algo, mandarle un hedor a casa y qué diablos de culpa tiene la reina.

 

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   PAPEL EN BLANCO

 

 

DESDE hace algún tiempo encuentro las hojas que escribí el día anterior, por la mañana, al sentarme a trabajar, en blanco. Aunque pongo mi mayor voluntad en ello, no logro recordar lo que había llevado al papel. Las pocas palabras que han quedado no las puedo descifrar, a menudo empleo mañanas enteras en adivinarlas, y lo que interpreto no tiene sentido. Además también ocurre que precisamente esas disparatadas palabras me conducen a una nueva pista que sigo con celo. Mi nariz de perro olfatea y socava, vuelve a tener algo que puedo sacar a la luz del día. Al atardecer hay dos o tres páginas llenas que releo con alegría. Por la mañana volverá a ser como antes, todo descolorido y desaparecido, solamente unas cuantas palabras, delgadas como hilos, han quedado, indostánicas, swahili, un idioma soñado, y si yo no supiera aprovecharlo todo, qué mal andaría.

 

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   DEJADNOS EN PAZ

 

 

ESO lo hemos vivido, las primeras piedras de construcción que iban de mano en mano, la pared que ya no estaba, luego volvió a estar allí, derecha. O el primer cristal grande en el que se reflejaban las nubes, un milagro, y el primer entramado del tejado nuevo en el panorama de ruinas, allí se iba por la tarde, una vez, dos veces, tres veces, a contemplarlo, los travesaños, la fresca madera rojiza. Indescriptible ese nudo de esperanza en la garganta, esa satisfacción en el vientre vacío. Ahora se arrancan las primeras piedras de los muros o del empedrado, se usan como proyectiles, ahora las primeras vidrieras se hacen añicos, el primer edificio arde. Una generación no puede comunicar a generaciones posteriores más que datos, las fotografías viejas de nuestras ciudades destruidas ninguna persona joven quiere ya verlas. Dejadnos en paz con vuestros sucios recuerdos, con vuestra sentimentalidad. Del cuerpo, en el cuerpo, sólo el propio cuerpo acumula lo que ha sido, pese a toda la renovación de células.

 

 

 

Marie Luise Kaschnitz

Aún no está decidido

 

Traducción de Hans Leopold Davi

 

Editorial Pre-Textos


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