ME PREPARÉ PARA ESTE JUICIO
como
para un robo,
imaginé
las preguntas y las respuestas
acostada
en el catre duro:
―Diga su
verdadero nombre.
―Sofía
Bluwstein.
―¿Puede
jurar sobre la Biblia?
―No,
señor juez, soy judía.
―¿Acepta
tener un abogado?
―Una
mujer puede defender su honor sola.
―Diga su
edad.
―Eso no
se le pregunta a una dama.
―¿Admite
que en San Petersburgo intentó formar
[una
organización clandestina de ladrones?
―Lo hice.
Y la organización existirá mientras
[exista
Rusia.
Damas y
caballeros,
soy
hija, soy huérfana,
soy
mujer, soy viuda,
y
aunque me obliguen a decir
el
nombre que me dieron al nacer,
moriré
como Soñka, manos de oro.
¿Pero
quién es este hombre que me indaga
mientras
yo, como una asesina,
estoy
con las manos esposadas
y tras
las rejas?
Díganme,
señoras y señores,
¿ante
qué ley debo arrodillarme
si
todas fueron escritas por los hombres?
Natalia
Litvinova
Soñka,
manos de oro
La
Bella Varsovia
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