AUTORIZADO A LA INVISIBILIDAD
Me
obligo y escribo
para no
perderme el momento de las heridas
sobre
el libro de los desórdenes
que
destruye páginas en mi cráneo
metiéndole
aire a la acrobacia
de
tirarse al vacío
con un
lápiz entre sus dedos
aunque
la noche y su hondura
sean
una estrategia para el romperse
que
significa acarrear palabras
y
alejarse a terminar un patio de piedra
donde
uno y otro se leen
en la
extrañeza de lo propio y lo ajeno
como
los rubíes y la sangre.
Lectura
de dos ojos
de dos
manos, como la R
en dos
creo más que en mí
dos
hemisferios norte y sur del deseo
el
poema es soledad
pero
nunca está solo
los
músculos de la necesidad se ejercitan
sin que
uno se dé cuenta
cualquier
dolor es excusa
para un
dolor mayor que se nos está olvidando.
Cerrar
el libro y declinar
para
que la muerte resuelva todo
bajando
la velocidad de los líquidos
que
gotean por una escalera
ubicada
entre el cerebro y la autoría.
El
papel es un temperamento
de una
velocidad desconocida
salir
de aquí o quedarse con él
renunciando
a todo lo que tenga nombre
porque
las palabras son una trinchera
agazapada
en la incertidumbre.
Permutación:
país o casa
¿para
qué definir?
Lo que
se habla tiene toxinas
y moribundo
es todo lo que se ha dicho
lo que
hay entre tú y yo
es un
viaje por el lado equivocado
de todo
lo que significa esconderse.
Se mira
lo que se quiere
y se
observa lo que se necesita
¿me ves
aquí?
Héctor
Hernández Montecinos
Debajo
de la Lengua [edición definitiva]
Arquitectura
de la Mentalidad
Ril
editores
No hay comentarios:
Publicar un comentario