Oh
hermano sol,
que te
elevas sobre el mundo
y
comienzas a fecundar las cosechas
para
que nazcan en gozosa alegría
desde
lo profundo del alma.
Hermana
agua,
que
fluyes copiosa y santa
donde
yo alivio mis pies desnudos.
Hierba
fiel,
que
riegas la sangre del justo
y no
haces la guerra a nadie.
Luna,
que
proteges al mundo de sus miedos
y haces
descansar el sueño,
hermana
ingenua y dócil
que
engañas al hombre,
¿cuánto
durará nuestro reposo?
Alda
Merini
Francisco
Canto
de una criatura
Traducción
de Jeannette L. Clariond
Prólogo
de Gianfranco Ravasi
Vaso
Roto
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