Día
9.425
I.
Súbitamente
se produce la tragedia, como un tropezón
en un
desierto de agua. Descubrí
que no existen
los
Reyes
Magos ni la Poesía. Cualquier dolor se aloja más
allá de
los sentidos. Por eso la vida es cómica, y busca-
mos las
razones en los libros o en las piedras.
Nadie
sabe por qué no lo sabemos.
Andar
descalza, en cambio, es un paraíso que se vierte
debajo
de las costras. Y así poder oler el cielo que sos-
tiene
el mundo.
Pero
hay semillas cojas en la tierra. Se vuelan mis mi-
nutos y m i
piel se
queda muda, tiritando,
queriendo
desplegarse
como la lengua de un anfibio.
Hay una
palabra que se dice sola y es la que no encuen-
tro. Es
como buscar asiento
en hora punta.
Querer
salir de todos y
coserme a un árbol por el tronco.
Y ver
cómo la
gente pasa sin mirarme.
II.
Amar es
un intento inacabable. Por eso siempre duele
tanto.
El dolor es la conciencia del amor. El amor es la
conciencia
de la muerte. He de contaros ciertas cosas.
(Todo
ser consciente es una tumba)
El amor
es la conciencia de la muerte.
En un
instante solo
se
desata la tragedia,
en
medio del tedio satírico,
monótona
burlesca negra
vida.
Una
broma ácida
de un
dios imaginado
por la
tierra.
Eso es
existir.
El odio
es la conciencia de la muerte.
La
infancia suicida de Verónica Qué
Andrea
Aguirre
Ártese
quien pueda
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