miércoles, 22 de junio de 2022

A SILVESTRE REVUELTAS, DE MÉXICO, EN SU MUERTE (ORATORIO MENOR) DE PABLO NERUDA EN CANTO GENERAL

 

 

 

 

IV

 

 

A SILVESTRE REVUELTAS, DE MÉXICO,

EN SU MUERTE (ORATORIO MENOR)

 

 

Cuando un hombre como Silvestre Revueltas

vuelve definitivamente a la tierra,

hay un rumor, una ola

de voz y llanto que prepara y propaga su partida.

Las pequeñas raíces dicen a los cereales: «Murió

Silvestre»,

y el trigo ondula su nombre en las laderas

y luego el pan lo sabe.

Todos los árboles de América ya lo saben

y también las flores heladas de nuestra región ártica.

 

Las gotas de agua lo transmiten,

los ríos indomables de la

Araucanía ya saben la noticia.

De ventisquero a lago, de lago a planta,

de planta a fuego, de fuego a humo:

todo lo que arde, canta, florece, baila y revive,

todo lo permanente, alto y profundo de nuestra América lo acogen:

pianos y pájaros, sueños y sonido, la red palpitante

que une en el aire todos nuestros climas,

tiembla y traslada el coro funeral.

Silvestre ha muerto, Silvestre ha entrado en su música total,

En su silencio sonoro.

 

Hijo de la tierra, niño de la tierra, desde hoy entras en el

tiempo.

Desde hoy tu nombre lleno de música volará cuando se

toque tu patria, como desde una campana,

con un sonido nunca oído, con el sonido de lo que fuiste,

hermano.

Tu corazón de catedral nos cubre en este instante, como el

firmamento

y tu canto grande y grandioso, tu ternura volcánica,

llena toda la altura como una estatua ardiendo.

Por qué has derramado la vida? Por qué

has buscado

como un ángel ciego, golpeándose contra las puertas oscuras?

Ah, pero de tu nombre sale música

y de tu música, como de un mercado,

salen coronas de laurel fragante

y manzanas de olor y simetría.

 

En este día solemne de despedida eres tú el despedido,

pero tú ya no oyes,

tu noble frente falta y es como si faltara

un gran árbol en medio de la casa del hombre.

 

Pero la luz que vemos es otra luz desde hoy,

la calle que doblamos es una nueva calle,

la mano que tocamos desde hoy tiene su fuerza,

todas las cosas toman vigor en tu descanso

y tu pureza subirá desde las piedras

a mostrarnos la claridad de la esperanza.

 

Reposa, hermano, el día tuyo ha terminado,

con tu alma dulce y poderosa lo llenaste

de luz más alta que la luz del día

y de un sonido azul como la voz del cielo.

Tu hermano y tus amigos me han pedido

que repita tu nombre en el aire de América,

que lo conozca el toro de la pampa, y la nieve,

que lo arrebate el mar, que lo discuta el viento.

 

Ahora son las estrellas de América tu patria

y desde hoy tu casa sin puertas es la Tierra.

 

 

 

De Canto General

 

Pablo Neruda

Obras completas I

 

De «Crepusculario» a «Las uvas y el viento» 1923 – 1954

 

Edición de Hernán Loyola

Con el asesoramiento de Saúl Yurkievich

 

Galaxia Gutenberg


No hay comentarios:

Publicar un comentario