L E G I Ó N
D E P A L O M A S
De qué
hospital regresan,
de qué
campo de cristal,
de qué
nevada llanura
enfangada
ahora en el asfalto.
Un
puñado de pan para sus buches,
un puñado
de sal en sus heridas.
Han
regresado, han ido regresando,
han
venido a regresar
como
llega un remoto recuerdo,
como
llega una vieja memoria sin palabras,
como
si cayera del paladar hasta la lengua
una
antigua lágrima,
una
paloma que regresa del luto,
una
paloma que viene de la guerra
y
que ahora no sabe
si
volar, si andar, si caer,
si
anudar sus alas a las velas
o a la
marea de parabrisas mansos que atraviesa la ciudad.
De qué
hospital de la memoria han regresado:
se
mueven entre los edificios
como un
banco de peces en la bruma,
atraviesan
el humo
guiadas
por la memoria de la obstinación,
circulan
entre arrecifes de antenas, cables, chimeneas, cornisas,
toldos,
no lo sé.
Golpean
con su pecho gris contra el asfalto,
regresan
del mar de la memoria, no existen, tan sólo regresan,
regresan,
vienen
a regresar,
vienen
con un aroma blanco de olvido
blanco
ya no existo,
blanco
una vez fue lejos, verde nunca
ahora
contra el cielo.
Espuma
de sal en sus heridas,
vendas
de pan para sus buches.
Vienen,
regresan, han regresado,
han
tomado la ciudad.
Traen
una venda de nieve entre sus alas,
traen
un mensaje de guerra entre la sal,
traen
un naufragio gris arado en sus muñones.
Guadalupe
Grande
La
llave de niebla
Calambur
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