Mi
hermoso viejito zurita
hijo
zambo de los huesos de mi abuelo
Te
conozco por mi hermano Jorge
que es
de esos ya tú sabes
de los
que se les suben el latinking a la metáfora
y se
ponen estupendos
Quería
pedirte que le des un abrazo
y le
dejes con sus cosas
que son
las cosas de uno de esos dioses chiquitos de cera
que brillan
cuando menos te lo esperas
Como
cuando te dieron un paseo por el Matadero
y con los
pies dentro de los zapatos
te
quejabas del desierto que te falta
para
llegar al bar de la esquina
Yo sé
que cuando te acuestas
relees
los poemas de mi hermano
Mi
hermoso zurita crees que son tuyas las palabras
y son
de Jorge y de Julieta
y de la
negrita esa que me tiene al Molinero
como
pioja en bombilla
Mi
viejo hermoso zurita
sólo
porque mi pana siga dirigiéndote la palabra
te beso
la dulce calva
y dejo
esta marca de orina alrededor de tu casa
CANCIÓN PARA CARLOS DE LA CRUZ
Juegan
los viernes los diositos
porque
no hay comuniones ni champions
a
dejarse llevar por las cicatrices
de
humanos y pelo en las axilas
A veces
en el pie izquierdo del Diego
o en
los labios de la Bellucci incluso
en la
voz rota del ángel Sananda Maitreya pero
siempre en los dedos del gigante
y
verborrea de Carlos y azufre de De la Cruz
estadio
Azteca donde corre la banda
Tláloc
hasta arriba de licor de hierba alta
para
invocar el regate y la preciosura y el público
jalea a
Rusia porque CuCurruCucúPaloma
si se
le queda pequeño el campo y
volea
de escorpión la estepa de Aranda
Y
al
abrigo de Tezcatlipoca y el cabello negro
de la
negra y los ojos negros de la negra y
la negra
piel de la negra suda cada viernes y
a
Carlos a De la Cruz al gigante de mi carnal
lo
estruja Huitzilopochtli que le sabe
trozo
de pan aire limpio espiga generosa que
es
alimento su muerte en la siega lo llena
de
larvas y larvas bajo las gafas y larvas
en su
voz de gigante y larvas en su pecho
descomunal
como estadio Azteca y páramo
castellano
con parada y fonda y áspero tinto
que
ennegrece sus labios como negros
los
negros labios de la negra que le abroncan
porque
larvas en la mesilla de noche larvas
en el
despacho larvas en el cuarto de baño
larvas
en el cagadero y la tapa levantada que
todo tan lleno de larvas para esconder
dentro
de sus botas de gigante de su poesía
condimento
chile poblano
la miel
de sus dientes abeja la verdad
de sus
manos nube con forma de aligátor
la
Verdad de sus cuentos larva atrapada
en una
botella de mezcal
Y los
diositos no saben
de la
devastación de la resaca
en los
versos de mi carnal
Jorge
M. Molinero & Carlos de la Cruz
50 centelladas
Versátiles
Editorial
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