17:30 H.
Ensucio
tu cuerpo lavado por el sol con estas manos de
trabajar
y manosear cenizas,
ensucio
tu piel de alondras dormidas,
resaca
de olas dulces.
Llego a
tu cuerpo y rompo la telaraña del placer,
la
geometría del latido espejo,
la
mirada dual,
el
tejer de los dedos,
el
idioma de las vértebras y la lengua.
Pero
dime, ¿cómo se ama con el cuerpo del trabajo?,
¿cómo
se prenden antorchas si no hay refugio para esta
lluvia
de ruido y nunca escampa?
Ocho
horas de ruido hacen costra,
ocho
horas de ruido languidecen,
varadas
en las playas del Trópico,
infectando
los dedos y los viajes míticos de la saliva.
Pero
ven,
abre
caminos por mi cuerpo y límpiame las hojas de Excel
y su
delirio ordenado en celdas,
déjame
entran en la ducha de tu pelo, catarata detenida,
revienta
la fábrica que me crece como la peste,
aletea
en estas manos hambrientas,
sombrías
de lunes a viernes, de 9 a 5:
yo
prometo hacer lo mismo con tus escombros.
Jorge
García Torrego
EL
despertador de Sísifo
Lastura
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