lunes, 26 de diciembre de 2022

DOS POEMAS DE CHARLES SIMIC EN UNA BODA EN EL INFIERNO

 

 

 

 

COMPAÑÍA CRISTAL MILAGROSO

 

 

Pesado espejo que es cargado

y cruza la calle,

me inclino ante ti

y ante todo lo reflejado en ti,

momentáneamente

y nunca del mismo modo:

 

En esta calle con su cielo rosáceo,

flanqueada por edificios grises

hay un perro solitario,

niños en patines,

una mujer comprando flores,

y alguien que parece perdido.

 

Frente a ti, espejo enmarcado en oro,

que eres cargado al otro lado de la calle

por alguien que ni siquiera puedo ver,

y ante quien también me inclino.

 

 

―――――――――――

 

 

LLEGADA TARDÍA

 

 

Aquí estaba ya el mundo

sereno en su otredad.

Sólo te supuso llegar

en el tren de la tarde

adonde nadie te esperaba.

 

A un pueblo que nadie recordaba

y en el que te perdiste

por su monotonía

mientras buscabas un lugar para quedarte

en el laberinto de calles idénticas.

 

Fue entonces cuando escuchaste,

como si fuera la primera vez,

el sonido de tus propios pasos

al cruzar junto al reloj de la iglesia,

que se detuvo en ese momento al igual que tú hiciste

 

en la esquina entre dos calles

vacías por el calor del sol,

fueron dos destellos de lo eterno

sobre los que reflexionaste

antes de reanudar tu caminata.

 

 

 

Charles Simic

Una boda en el infierno

 

 

Traducción de Nieves García Prados y Javier Gutiérrez Lozano

 

Valparaíso Ediciones


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