CUANDO SOMOS,
somos
grieta,
oscuridad
alfilereada.
Llegamos
a casa
con
esta costra de horario e hipoteca
adherida
a los pulmones,
con
los hombros extenuados
y el
ánimo sediento.
Construir,
ahí, el abrazo
supone
remontar
cascada,
pronunciar
susurros
con la garganta polvorienta.
Desencartonamos,
entonces, los labios,
nos
sacudimos el óxido
de la
conciencia del robo,
nos
limpiamos la frente de órdenes,
recolocamos,
unos junto a otros,
los
zapatos, proclamamos
la
primavera entre el hielo
y
preparamos su amanecer.
Como
la irrefrenable irrupción de las estrellas,
interrumpimos
la noche
y
somos,
somos,
somos.
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PERIFERIA
Para
la Asociación Vecinal del Ensanche de Vallecas
A la
periferia es desplazado,
fuera
de las murallas,
todo
aquel que no merece ser protegido
porque
es recurso prescindible,
porque
sus brazos son intercambiables,
porque
su apellido no conlleva escaleras.
Barriadas
donde se apilan los despertadores,
las
luxaciones y las horas descontadas,
en
las que caen los escombros
a
ritmo de despido,
recorte
y miedo al futuro.
Duelen
el desprecio
y la
instrumentalización de los pulmones.
Duele
la arrogancia centrípeta
de
quien cartografía los días.
Pero,
sobre terreno asfaltado,
es en
los márgenes donde brota la vida,
donde
se levanta la primavera con una
lógica
distinta a la medida del humo.
Jardinero
de la utopía,
se
construyen las calles con la complicidad
del
presente batallado, de los vínculos
florecidos
fuera de las retículas comerciales,
con
el bullicio de los pasos
hermanados
por el polvo.
La
risa suena mejor en los patios abiertos.
La
textura de la solidaridad abriga
allí
donde se tiene conciencia de que
la
altura de los hombros
solo mide
la distancia de la caída.
Y,
entonces, con la firmeza del tiempo
trenzado
desde abajo, únicamente
se
atiende al canto que une
todas
las heridas de las manos.
Aquí,
en la periferia,
nos
consideráis expulsados
pero,
en verdad,
cuando
nos abrazamos,
vosotros
sois el territorio sitiado.
―――――――――――
DE LA
HORMIGA COMO EJEMPLO DE
ESTRATEGIA
POLÍTICA
I
Aprender
de lo pequeño, de la
hormiga
como modelo revolucionario:
Mirar
al suelo en vez de a las alturas.
Encontrar
lo nutritivo de todo lo que nos rodea.
Ensalzar
la capacidad laboriosa de la constancia.
La
cooperación como clave para la supervivencia.
Planificar
para adelantarse a la escarcha.
Ensanchar
el terreno de operaciones
hasta
más allá de lo posible.
Construir
agujeros dispersos,
que se
abran al oxígeno, y dejar
que
se llene de colores.
Excavar
galerías y galerías
para
que se bese el verano.
Salir,
tomar aire,
almacenar
alimento
y ser
conscientes de que el mundo
palpita
abajo.
II
Símbolo
clásico de lo insignificante,
máxima
representante de lo anónimo,
la
hormiga encuentra las grietas
en el
empedrado para abrir su morada
mientras
tú sigues perdiendo tus días
para
continuar viviendo encarcelado.
Alberto
García-Teresa
Cuando
dejamos atrás lo posible
Ediciones
del Baile del Sol
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