Riera Pahissa
[…] why abandon a belief
merely because it ceases to be true?
ROBERT FROST
Te dejaba a la entrada de la escuela,
ante la estrecha puerta de aquel muro
que, encerrando la huerta del convento,
seguía el cauce seco de la riera.
Por un pequeño puente de hierro con tablones
se cruzaba el barranco sobre el brillo
de algunos pocos charcos como lágrimas.
En la calle de tierra frente al puente
tenía su taller un marmolista:
nos recibía, bajo el polvo gris,
una hilera de piezas reclinadas
en la pared, como si fuese un zócalo.
Cruzabas, las muletas sonaban en las tablas
y, ya en la puerta, sin cruzar el muro,
te detenías para sonreírme.
Amaba aquel lugar desangelado:
su solidez fue, un día, espiritual
y, quizá, aquella era la evangélica
puerta estrecha de un mundo
más duro, pero más esperanzado.
Encima del cemento, en la baranda
de la calle de tierra, alguien cubierto
por el polvo de mármol del taller
dejaba pan mojado a los gorriones.
Nosotros nos parábamos a verlos:
no se asustaban, siempre bulliciosos
entre las migas sobre la baranda,
mientras el primer sol estructuraba el día.
La palabra feliz viene a mi mente
desde aquellas mañanas que, en el coche,
me quedaba aguardando hasta que tú
me decías adiós con una mano,
mientras la otra, con dificultad,
asía las muletas.
Tu despedida, ahora, es para siempre,
ya no podrás entrar ni salir nunca.
Aquella fe, ¿hoy debo abandonarla
sólo porque dejó de ser verdad?
¿No podré estar contigo sólo porque no estés?
Es invierno otra vez, comienza el día.
Por encima del muro del convento,
el sol ha enrojecido las más altas
de las ramas sin hojas de los plátanos.
Tengo presente un cuento de la infancia
en el que a una doncella la encerraban
tras un muro sin puertas, contra el que se estrelló
la desesperación del caballero.
Esto debe de ser lo que nunca he podido
mirar de frente, y me salva sólo
el suave sesgo de una luz pasada.
Te vi nacer: después, vivir radiante.
Quizá es porque te estoy viendo morir.
O quizá son más cosas: el aire claro y frío
de las mañanas mientras me hago viejo
levanta un muro sin ninguna puerta.
Un muro que ilumina
el sol de tu sonrisa ya sin rostro.
Joan Margarit
Joana
Fondo de Cultura Económica
No hay comentarios:
Publicar un comentario