LAS CENIZAS DE PASOLINI
I.
Este
día del setenta y nueve,
en
estos encuentros postelectorales
de
las delegaciones genovesas, en las fiestas
del
Unità, sobre el asfalto
que
lleva a Lungobisagno, en los pelados
jardincillos
del voluntariado municipal,
pienso
en ti por última vez, y te hablo
reconociéndome
en tus tímidos nietos.
II.
Si la
homologación se ha producido, es porque
ha
proletarizado y subproletarizado
a
estos adolescentes desarraigados, extirpados
de
cualquier conciencia de clase, que discuten
en el
gueto de la gente de su edad,
estos
subordinados a la dominación
que,
encogidos, frustrados, en silencio,
aún
ignoran su derecho a desear.
III.
Los
veo como a cansados fieles
de
una religión desesperada, los veo
fantasear,
aterrados, con el don
de
sentirse vivos, en el horror
orgásmico
de su nuda existencia,
tan
inseguros para identificar a quien les odia,
tan
incapaces para la hermandad,
para
interiorizar el luto por su dios.
IV.
Esta
vieja Italia es ya tierra quemada
si
ignora su pasado, inferior a cualquier
nostalgia
del futuro, en este infranqueable
presente,
si franquear consiste, hoy en día,
en la
inconsciencia. Y los obsesionados
con
los amorfos espectros de la Corte y el Poder,
vuelven
la vista pensativa y tímida,
hipnotizados
por esta belleza funeraria.
V.
Estoy
contigo, en el corazón y las vísceras,
que
vuelves como un hermano desdichado,
hambriento
de razón, tú, estético
y
erótico, necesitado de realidad,
místico
del deseo visionario,
con
ganas de política, pero aún
tan
dolido por el exceso de cruda
concreción,
encarnada en necesidad.
VI.
Estás
harto de haberte liberado de la nada,
y
para la nada. Reverdece, en tus amargos
labios
de ácrata angustiado,
la
pregunta de Lenin, esa que dice;
libre,
¿pero con quién? Y pides, a los trabajadores
veteranos,
la autoridad que nace
del
trabajo, el compromiso de elegir
desde
la experiencia, el cansancio, la historia.
VII.
En el
mundo antipoético muere, poeta
asesinado,
nuestra prehistoria, y el final
de
esta década nos devuelve, rígidas,
las
vividas señales de la lucha
hegemónica,
que lleva la conciencia
a la
conciencia antinatural, aquella alegría
proletaria,
aunque conquistada, que
la
sociedad, y no la vida, debe recomponer.
VIII.
La
vida debe recomponerse como olvido
sincero
y violento, debe poseerse una historia
que
nos posea, y ya no hay más pasión de estar
en el
mundo, salvo esta fría pasión por
la
razón, tan capaz de aceptarlo
y
cambiarlo, de hacerlo distinto, y humano,
más
humano, demasiado humano.
VIX.
He
recuperado un poco, aunque en falsete, tu voz
muerta.
Sólo me duele y me enfurece
que
tus cenizas se pierdan, en los ritos
de
tus fieles, reliquias para alteres
folclóricos
reconsagrados, mi sacerdote del yo,
ruiseñor
eclesiástico, mi extremo
fantasma
católico y sádico, mi castrante Edipo
estéril,
eterno padre nuestro.
Edoardo
Sanguineti
Querido
señor myself
Selección
y traducción de Fruela Fernández y Andrés Navarro
Kriller71ediciones
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