DUERMES A MI LADO COMO UNA MONTAÑA
y ni
siquiera roncas,
y ni
siquiera abrazas.
Algunas
noches, los recuerdos
suben
como regüeldos
y,
uno detrás de otro,
dejáis
de ser hombres
para ser
literatura.
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CON UNA LENGUA SERIA Y ÁSPERA
me he
limpiado el sudor agrio de la nuca
y del
pliegue de los muslos.
La
noche era negra como licor de mirto.
Agosto,
en Cerdeña.
Y
llamaste para decir
que
estabas perdido, Irene.
Pero
yo ya quería haberme curado,
y no
era tu madre.
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ARRANCAR COSTRAS
es lo
único que tú y yo hacemos juntos ya.
El
culo en una trona,
la
sangre coca-cola,
y yo,
que tengo una pena tan pequeña,
tan
espinosa y europea,
la
saco como un gato en trasportín.
Irene
Solà
Bestia
Traducción
de Unai Velasco
La
Bella Varsovia
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