VIVIR
a Ana
Pérez Cañamares
Plantar
recolectar
cocinar
comer
beber
conversar
jugar
reír
llorar
amar,
con tal
cuidado
que
quepa todo en un mismo verbo.
Patricio
Rascón
Los muertos
y los dormidos
Fahrenheit450
VIVIR
a Ana
Pérez Cañamares
Plantar
recolectar
cocinar
comer
beber
conversar
jugar
reír
llorar
amar,
con tal
cuidado
que
quepa todo en un mismo verbo.
Patricio
Rascón
Los muertos
y los dormidos
Fahrenheit450
AUTORIZADO A LA INVISIBILIDAD
Me
obligo y escribo
para no
perderme el momento de las heridas
sobre
el libro de los desórdenes
que
destruye páginas en mi cráneo
metiéndole
aire a la acrobacia
de
tirarse al vacío
con un
lápiz entre sus dedos
aunque
la noche y su hondura
sean
una estrategia para el romperse
que
significa acarrear palabras
y
alejarse a terminar un patio de piedra
donde
uno y otro se leen
en la
extrañeza de lo propio y lo ajeno
como
los rubíes y la sangre.
Lectura
de dos ojos
de dos
manos, como la R
en dos
creo más que en mí
dos
hemisferios norte y sur del deseo
el
poema es soledad
pero
nunca está solo
los
músculos de la necesidad se ejercitan
sin que
uno se dé cuenta
cualquier
dolor es excusa
para un
dolor mayor que se nos está olvidando.
Cerrar
el libro y declinar
para
que la muerte resuelva todo
bajando
la velocidad de los líquidos
que
gotean por una escalera
ubicada
entre el cerebro y la autoría.
El
papel es un temperamento
de una
velocidad desconocida
salir
de aquí o quedarse con él
renunciando
a todo lo que tenga nombre
porque
las palabras son una trinchera
agazapada
en la incertidumbre.
Permutación:
país o casa
¿para
qué definir?
Lo que
se habla tiene toxinas
y moribundo
es todo lo que se ha dicho
lo que
hay entre tú y yo
es un
viaje por el lado equivocado
de todo
lo que significa esconderse.
Se mira
lo que se quiere
y se
observa lo que se necesita
¿me ves
aquí?
Héctor
Hernández Montecinos
Debajo
de la Lengua [edición definitiva]
Arquitectura
de la Mentalidad
Ril
editores
I
a la
madre de M.
Piensa
un árbol un pájaro una pena
piensa
niebla pájaro que teje tejados en invierno
imposible
salvar el error buscando el poema
La
memoria es una alcantarilla
el ingenio
ciego
Un
calabobos despista el sentido y desmenuza
el
orden de tu mano
Al lado
de una anciana saciada
de
memoria estalla
El
viento ―no de nadie no de todos―
alarga
hasta tu mano su morir
Un hijo
pródigo atraviesa la frontera
del no
con su recuerdo
Minutos
después el poema
―que es
el pájaro― entra en casa
le
enseña la pena en una escultura de madera
el
vértigo del huerto
negro
huerto ofrecido en usufructo al caminante
el
Alzheimer de la madre diseñando
idiomas
propios
―su
madre―
madriguera
y pena repartida en cuatro hermanos
En la
mesa están sus manos con vistas a la nada
en el
suelo están sus pies
dibujando
un fino círculo de aire o de agua
un
hablar enredado en palabras cerradas
árbol
pájaro pena
imposible
no perder la memoria
no
perder la memoria
perder
la memoria
perder la
la
su
alegría se enroscaba
cuando
decía Memoria decía
Lápiz y el poema entendía lápiz
Es el
tiempo del lápiz y lo frágil
Aquella
mañana buscando poemas
el
lápiz se rebeló
―ninguna pena detendrá el pájaro ni el árbol
Ahora
después aquí
¿para
qué buscar cuando el poema es corpóreo?
―――――――――――
XL
Ejercicio
de
caiga los Lenguaje
llevad
mi voz espigas
Llevadlo
se viento palabras
aunque
sueños ese mismo viento donde
por las
de recuerdos quería
Querido
cerebro al viejo
solo
custodiar al memoria un yo
de
patio con nubes y árboles
donde
escarbados quería por hormigas
Resultado
Lenguaje
de los sueños
llevad
mi voz al viento
¡Llevadlo!
aunque
se caiga ese mismo viento
por las
espigas de la memoria
Querido
cerebro viejo
yo solo
quería un patio con nubes palabras
y
árboles donde custodiar recuerdos
escarbados
por hormigas
La
negra niña del ojo
se fijó
a su negro corazón
para
ordenar lo perdido
Nuria
Ruiz de Viñaspre
Las
abuelas ciegas
Prólogo
de Amalia Iglesias Serna
XXIV
Premio de Poesía Nicolás del Hierro
Edita
Ayuntamiento de Piedrabuena
UNA
ESCENA DE
INVIERNO
Y PRIMAVERA
Los
sauces languidecen,
los
abedules se inclinan,
los
faisanes se agrupan
bajo la
nieve.
Los
peces fluyen
de lado
a lado,
con la
corriente clara,
bajo el
hielo.
El
hurón gime,
la
marmota duerme,
el búho
aguarda
en su
cálido refugio.
El
conejo salta,
el
ratón se arrastra,
el
junco se asoma
más
allá del arroyo.
La
nieve cae,
la
nutria nada,
la
perdiz llama
a lo
lejos en el bosque.
El
viajero sueña,
el
árbol helado brilla,
un
pájaro chilla
iracundo.
Las
manzanas se deshielan,
los
cuervos graznan,
las
ardillas roen
la
fruta helada.
Hasta
su madriguera
sigo
las huellas
de los
ratones que comen
la raíz
de los manzanos.
El
hacha resuena,
y
aúllan los perros
y un
tintineo
de fama
invernal.
El
cuerno del cazador
despierta
al alba
en
campo desgarrado,
y
espanta la partida.
El aire
tintineante
lleva
el eco
a la
guarida del conejo,
con
horrible estrépito.
Perfuma
el aire
y lejos
viaja,
regresando
donde
comenzó.
El
zorro inmóvil
sobre
la colina
no teme
mal
de
vientos volubles.
Pero a
sus enemigos
el
viento quedo muestra
en
nieves traicioneras
su
rastro tras de sí.
Se
funde ahora la nieve
al sol
cálido.
Los
prados fluyen,
los
arroyuelos corren.
La
primavera nace,
las
abejas vagabundean,
los
insectos zumban,
y cae
resina del árbol.
Y el
invierno acaba,
y llega
el verano.
El
carbonero
cecea
en el árbol,
la
abeja invernal
no teme
la escarcha.
El
pequeño trepador
araña
la corteza
en
busca de una lombriz
a
cualquier precio.
La
candelilla verde
ofrece
a la escena
un
lustre estival,
un
brillo cordial.
Me
fundo, fluyo,
y corro
zigzagueante,
como
nieve derretida
bajo
este sol cálido.
Henry
D. Thoreau
Poesía
completa
Traducción
de Beñat Arginzoniz
Ediciones
El Gallo de Oro
Oh
hermano sol,
que te
elevas sobre el mundo
y
comienzas a fecundar las cosechas
para
que nazcan en gozosa alegría
desde
lo profundo del alma.
Hermana
agua,
que
fluyes copiosa y santa
donde
yo alivio mis pies desnudos.
Hierba
fiel,
que
riegas la sangre del justo
y no
haces la guerra a nadie.
Luna,
que
proteges al mundo de sus miedos
y haces
descansar el sueño,
hermana
ingenua y dócil
que
engañas al hombre,
¿cuánto
durará nuestro reposo?
Alda
Merini
Francisco
Canto
de una criatura
Traducción
de Jeannette L. Clariond
Prólogo
de Gianfranco Ravasi
Vaso
Roto
ME PREPARÉ PARA ESTE JUICIO
como
para un robo,
imaginé
las preguntas y las respuestas
acostada
en el catre duro:
―Diga su
verdadero nombre.
―Sofía
Bluwstein.
―¿Puede
jurar sobre la Biblia?
―No,
señor juez, soy judía.
―¿Acepta
tener un abogado?
―Una
mujer puede defender su honor sola.
―Diga su
edad.
―Eso no
se le pregunta a una dama.
―¿Admite
que en San Petersburgo intentó formar
[una
organización clandestina de ladrones?
―Lo hice.
Y la organización existirá mientras
[exista
Rusia.
Damas y
caballeros,
soy
hija, soy huérfana,
soy
mujer, soy viuda,
y
aunque me obliguen a decir
el
nombre que me dieron al nacer,
moriré
como Soñka, manos de oro.
¿Pero
quién es este hombre que me indaga
mientras
yo, como una asesina,
estoy
con las manos esposadas
y tras
las rejas?
Díganme,
señoras y señores,
¿ante
qué ley debo arrodillarme
si
todas fueron escritas por los hombres?
Natalia
Litvinova
Soñka,
manos de oro
La
Bella Varsovia