IDENTIDAD
Porque
hoy soy más mujer que hace unos días
y me he
mortificado entre tus ojos;
porque
duermo en las honduras de tus labios
y
discurre entre mis piernas
el
deseo de tus manos prohibidas.
Sé que
te hieren mis palabras
y que
no hay un solo músculo en tu cuerpo
que no
gima mi nombre
mientras
retoco mi pelo y la ropa
frente
al espejo de tu entrada.
En nada
sobrepasamos el límite:
procuro
no mirarte a la cara,
tengo
encerrada la lengua
y mis
puertas cerradas a ti.
Sin
embargo,
qué
tenues las fronteras
y qué
triste
saber
qué es volver a escribir como antes,
con la
sangre bajo las uñas
sobre
una nueva espalda pautada.
Si
pudiera para el tiempo,
como
aquella noche,
lamería
tus heridas
hasta
hacerte el animal más libre de todos.
En eso
nos parecemos;
por eso
lo necesito aunque me duela
y
aunque tú no lo puedas comprender:
no
podría más que amarlo
cuando
sé su enfermedad mejor que nadie
y nos
consolamos los dos
de
vuestra aparición insolente.
Me
marcho de tus ojos y tu voz defectuosa
porque
también él abandonó aquel color,
probada
la tentación de sus resortes:
aún soy
la loba hambrienta,
aún la
mujer insaciable,
una
hembra con privilegio en la manada,
y mi
macho y yo,
he de
reconocerlo,
cazamos
mejor en equipo.
Lástima
que la presa
esta
vez fueras tú.
Almudena
Vidorreta Torres
Días
animales
Prensas
de la Universidad de Zaragoza
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