Uralita
Infancia
es la lluvia repitiendo,
las
inercias repicando aquel
escozor.
Una piel de papel
fino,
ablandada por la lluvia (y
las
inercias repicaban en aquel
escozor),
en que calcar el miedo
a
contraluz de los días que se hacen
impúdicamente
largos: el verano
es la
evidencia de un exceso
mal
cicatrizado; el miedo
como
una radiografía. Y
la
lluvia repetía aquel
escozor.
La impotencia
se
extendía como un pulmón
enfermo,
como un pájaro muriéndose
en mis
manos (la infancia, mía,
y su
perfume de pájaro muriéndose
en mis
manos).
Infancia
era la lluvia
en los
tejados de uralita, olor
a la
lombriz de tierra y a partículas
de
amianto que masticábamos,
impotentes,
perseguidos por
el abuso
de los días, cuando se hacían
impúdicamente
largos.
María
Sevilla Paris
Kalashnikov
Traducción
de Caterina Riba y la autora
Prólogo
de Miriam Reyes
Godall
Edicions
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