sábado, 31 de diciembre de 2022

BITÁCORA DE FIN DE 2022 O LA POESÍA ES ÚTIL

 

Ereaga, 4 de diciembre. La fotografía es de Conchi Belloso

 

 

 

«La poesía es útil. La poesía ayuda a respirar. Y eso debe bastarnos.»

Nuno Brito

 

La poesía nombra lo que desaparece. La poesía existe en el mar. La poesía se guarda en la ceniza. La poesía traduce la lengua de las cigarras. La poesía ayuda a separar la paja del trigo. La poesía es todo lo pensable. Y en ocasiones es lo que queda de nosotros. La poesía llena los niños de árboles y ayuda a saber si sigues vivo. La poesía es una noche fiel y virtuosa. La poesía ayuda a respirar el rojo-dolor y se hace música con los monstruos. La poesía es nuestro amigo Rodrigo. La poesía ayuda a respirar en la tierra y en la luna. La poesía es el despertador de Sísifo, un desnombramiento, un después, son las cencelladas de dos amigos, es el veneno de la piedra, cualquier realidad aun efímera, 17 segundos, el deslumbramiento que antecede a la recapitulación.

 

La poesía es útil, ayuda a respirar, aunque no fuera esto lo que quería decir. La poesía es un ancla. La poesía es la mejor piel y su mejor entendimiento. La poesía es, siempre, clemencia. La poesía da los pasos en el sueño de la piedra. La poesía es una habitación, un diario, un punto sobre una i, un campamento de supervivencia, un animal de costumbres. La poesía es el principio y la continuación. La hija y el amor, la sublevación y la rebelión, una casa quemada, un sueño de lengua común, lumbre, madres tristes, la obra completa de varias vidas, el pájaro que quieres ser. La poesía es un paseo por Finlandia, un oído del viento, un hombre cruzando un puente sin orillas, una mujer y su tatuaje. La poesía son los nudos, los vínculos, el desorden de los días, el invierno a deshoras, ese roce vivo, un canto nuevo y la cicatriz que queda. Punta Umbría. Moguer. Gernika. Todas las direcciones y el hematoma. La poesía es útil. La poesía ayuda a respirar y eso debe bastarnos.

 

«Y de mayores ya no le teníamos miedo a la poesía»

Sonia San Román

 

¡Feliz feroz 2023!


Aquí las tarifas del puerto de Bilbao.


viernes, 30 de diciembre de 2022

RIERA PAHISSA UN POEMA DE JOANA DE JOAN MARGARIT

 




Riera Pahissa


[…] why abandon a belief

merely because it ceases to be true?

ROBERT FROST


Te dejaba a la entrada de la escuela,

ante la estrecha puerta de aquel muro

que, encerrando la huerta del convento,

seguía el cauce seco de la riera.

Por un pequeño puente de hierro con tablones

se cruzaba el barranco sobre el brillo

de algunos pocos charcos como lágrimas.

En la calle de tierra frente al puente

tenía su taller un marmolista:

nos recibía, bajo el polvo gris,

una hilera de piezas reclinadas

en la pared, como si fuese un zócalo.

Cruzabas, las muletas sonaban en las tablas

y, ya en la puerta, sin cruzar el muro,

te detenías para sonreírme.


Amaba aquel lugar desangelado:

su solidez fue, un día, espiritual

y, quizá, aquella era la evangélica

puerta estrecha de un mundo

más duro, pero más esperanzado.

Encima del cemento, en la baranda

de la calle de tierra, alguien cubierto

por el polvo de mármol del taller

dejaba pan mojado a los gorriones.

Nosotros nos parábamos a verlos:

no se asustaban, siempre bulliciosos

entre las migas sobre la baranda,

mientras el primer sol estructuraba el día.

La palabra feliz viene a mi mente

desde aquellas mañanas que, en el coche,

me quedaba aguardando hasta que tú

me decías adiós con una mano,

mientras la otra, con dificultad,

asía las muletas.


Tu despedida, ahora, es para siempre,

ya no podrás entrar ni salir nunca.

Aquella fe, ¿hoy debo abandonarla

sólo porque dejó de ser verdad?

¿No podré estar contigo sólo porque no estés?

Es invierno otra vez, comienza el día.

Por encima del muro del convento,

el sol ha enrojecido las más altas

de las ramas sin hojas de los plátanos.


Tengo presente un cuento de la infancia

en el que a una doncella la encerraban

tras un muro sin puertas, contra el que se estrelló

la desesperación del caballero.

Esto debe de ser lo que nunca he podido

mirar de frente, y me salva sólo

el suave sesgo de una luz pasada.


Te vi nacer: después, vivir radiante.

Quizá es porque te estoy viendo morir.

O quizá son más cosas: el aire claro y frío

de las mañanas mientras me hago viejo

levanta un muro sin ninguna puerta.

Un muro que ilumina

el sol de tu sonrisa ya sin rostro.




Joan Margarit

Joana


Fondo de Cultura Económica


jueves, 29 de diciembre de 2022

PRINCIPIO DE EXCLUSIÓN UN POEMA DE CLARA JANÉS EN DE ESFERAS Y TRAYECTOS

 




Wolfgang Pauli enunció, en 1925, el principio de exclusión, regla de la mecánica cuántica según la cual no puede haber dos fermiones con sus números cuánticos idénticos.

En el poema se alude también a la famosa «observación» empleada por los físicos de la interpretación de Copenhague (1927), formulada por Niels Bohr y apuntalada por Werner Heisenberg con su principio de incertidumbre. Éste sostiene la imposibilidad de conocer una partícula combinación de posición y velocidad, pues la observación colapsa su función de onda, lo que comporta que la observación crea lo observado.

Una referencia a la letra griega ѱ (psi), que aparece en la ecuación de Schrödinger, es otro guiño a tan célebre disputa entre el austriaco y Einstein y los de Copenhague.

Pauli, por otra parte, estudió apasionadamente a Kepler y en sus Escritos sobre física y filosofía, citando a Proclo, afirma: «El razonamiento matemático es “innato en el alma humana”».




PRINCIPIO DE EXCLUSIÓN


Wolfgang Pauli.


El cuervo que a sí mismo

se quitó los ojos

no quería ver la asimetría

de aquellos números,

temía la desigualdad invencible,

ese ordenamiento inverso

que comporta

la impenetrabilidad

de la materia.

Vano es, pues, el intento de los míos

si no puedo incorporarte.

¿Quién mira, al fin?

¿Quién modifica el movimiento?

¿Quién expresa lo que queda dicho?

Derrotada la razón

por el poema

que nadie sabe cómo se escribió,

una vez más

planea en el aire

la sombre de la letra griega.


Pero si Odiseo, el que no se detenía,

se hizo llamar «nadie»…




Clara Janés

De esferas y trayectos


Olé libros


miércoles, 28 de diciembre de 2022

TRES POEMAS DE EN EL FONDO DEL VALLE HA MUERTO JORGE RIECHMANN

 




En el lugar

donde se exterminó a los lobos hace mucho

yo recibí la visita

de un lobo blanco


Toma, dijo,

mi corazón vacío

y entendí que debía masticarlo


De la rotación de tus costillas

harás un refugio

De tu silencio gimiente

harás una canción


Me pongo en camino


No es otro mundo, ¿sabes?

Es este mundo

pero sin la opacidad de la ignorancia


Me pongo en camino

mordiendo el corazón vacío


8 de octubre de 2020


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¿Qué hace Gramsci cuando se queda sin espacio

para la guerra de movimientos

sin tiempo para la guerra de posiciones?


Cuando el glaciar de la montaña se derrite

¿qué hace Sísifo?


Y la afligida Casandra

cuando arde Troya antes de hacer sido incendiada

¿qué hace?


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Veinte millones de años

llevan cantando los pájaros

sus asombrosas melodías


Ciento treinta millones

las flores regalando su esplendor


Y nosotros

los recién llegados

nos creemos con derecho a usarlo todo

explotar todo

destruir todo



Margaret Robinson, india micmac (algonquina) por su origen, recoge esta declaración de Joseph Couture, un sabio indio cree: «Solo hay dos cosas que debes recordar acerca de ser indio. Una es que todo está vivo, y la segunda es que todos somos parientes».




Jorge Riechmann

En el fondo del valle ha muerto Jorge Riechmann


Baile del Sol


martes, 27 de diciembre de 2022

CELEBRACIONES (I) Y OTROS DOS POEMAS DE AZAHARA PALOMEQUE EN CURRICULUM

 

 

 

 

CELEBRACIONES (I)

 

 

enhebrar, rebaja tras rebaja, una factura

de alquiler a medias, copagos,

transacciones médicas, hacer el amor

cuando la ansiedad lo permite.

 

ahora que hemos confirmado un estatus,

una pared donde asusta colgar diplomas,

una tragedia hilvanada con esquirlas

de animal antibiótico, potentes virutas,

a veces nos miramos:

te quiero

y casi parece una consigna soviética,

o una declaración de impuestos.

 

 

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SUEÑO

 

 

procura no despertarte,

que no haga ruido el corazón

exhausto de los hombres,

ni sus vehículos ladren: hoy

estás muerto ya para la historia;

no te levantes,

quédate tierno donde más miedo

tenga el miedo de tu figura rota,

sin herirte, eres ya blanco

como una espiga;

quieto, animal mío, obedece

por tu bien a mis errores, respira

en dosis maternal una balanza:

aquello que el deseo un día unió

no lo separe el trabajo.

 

 

―――――――――――

 

 

PEQUEÑA HIJA

 

 

pequeña hija del trabajo,

te ha costado un país asalariar tus huesos;

modelarlos a un deber en otra arquitectura,

beber el agua recién contaminada.

ahora sabes que si la fiebre crece

alguien aceita suave la maquinaria, un padre

te quiere para su bautismo.

mira, caliciforme, ahora el mar tiene futuro

desemboca en antaño, pequeña hiriente,

bien sabes lo que fue tañer el tapiz

y extrañar sus cuidados, ahora lames

la sal de los hombres; te ha costado

llegar a querer ser tan poco.

 

 

 

Azahara Palomeque

Curriculum

 

Ril Editores


lunes, 26 de diciembre de 2022

DOS POEMAS DE CHARLES SIMIC EN UNA BODA EN EL INFIERNO

 

 

 

 

COMPAÑÍA CRISTAL MILAGROSO

 

 

Pesado espejo que es cargado

y cruza la calle,

me inclino ante ti

y ante todo lo reflejado en ti,

momentáneamente

y nunca del mismo modo:

 

En esta calle con su cielo rosáceo,

flanqueada por edificios grises

hay un perro solitario,

niños en patines,

una mujer comprando flores,

y alguien que parece perdido.

 

Frente a ti, espejo enmarcado en oro,

que eres cargado al otro lado de la calle

por alguien que ni siquiera puedo ver,

y ante quien también me inclino.

 

 

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LLEGADA TARDÍA

 

 

Aquí estaba ya el mundo

sereno en su otredad.

Sólo te supuso llegar

en el tren de la tarde

adonde nadie te esperaba.

 

A un pueblo que nadie recordaba

y en el que te perdiste

por su monotonía

mientras buscabas un lugar para quedarte

en el laberinto de calles idénticas.

 

Fue entonces cuando escuchaste,

como si fuera la primera vez,

el sonido de tus propios pasos

al cruzar junto al reloj de la iglesia,

que se detuvo en ese momento al igual que tú hiciste

 

en la esquina entre dos calles

vacías por el calor del sol,

fueron dos destellos de lo eterno

sobre los que reflexionaste

antes de reanudar tu caminata.

 

 

 

Charles Simic

Una boda en el infierno

 

 

Traducción de Nieves García Prados y Javier Gutiérrez Lozano

 

Valparaíso Ediciones


viernes, 23 de diciembre de 2022

DIEZ POEMAS DE UNA COSTILLA SOBRE LA MESA DE ANGÉLICA LIDDELL

 

 

11

 

He quemado el pan en una llama

y un pájaro se ha posado sobre mi lecho,

miga negra,

excavación brutal en mi tálamo, cuerpo.

Útero, huerto sepultado.

Concavidad donde los erizos ruedan.

 

 

 

13

 

Un esqueleto de pajarito serviría

para apuntalar mi debilidad.

¿Matarías un petirrojo para mí?

 

 

 

15

 

De mi propia carne me alimento,

vagando por asoladas heredades.

Ojalá pudiera deshacer tantas señales.

Aún sin manos te extenderé en el cielo.

 

 

 

17

 

Vienes a herir las venas de las flores

sobre el pasto quemado de mi fracaso.

Otra vez se apaga la luz a mediodía,

justo ahora, en mitad del ángelus,

y no vemos el rabo verde de aquello,

ni tus jeringuillas, ni tu glaciación.

 

 

 

11

 

Yaces boca abajo sobre el invierno.

En las ventanas se reflejan las llamas

de unas velas que no existen.

Se ha terminado la sal.

 

 

 

15

 

He llegado antes a la muerte por escrito,

he llegado antes que muriendo.

También puedo decir que he matado,

y he golpeado cabezas para escuchar la verdad.

Desollada y deshuesada canto

como un grito nacido de un pantano,

apretando el cuchillo contra la ingle y la vergüenza.

Los monos llevarán sobre sus hombros

el peso incalculable de un ataúd vacío.

 

 

 

19

 

El cuerpo insiste en su destrucción

mientras el pan crece cada mañana.

No debí haber mirado si ya soy ciega,

 la que nunca estuvo de parto.

 

 

 

29

 

No soy vieja, soy milenaria.

Si supieras lo niña que soy todavía.

Prorrogada después del incesto

cuando todo estaba blanco.

La trama avanza sin tu permiso.

 

 

 

41

 

Ahora tengo tanto miedo, tanto miedo,

a que mi mente un día no sepa regresar.

Pues he destruido todo cuanto he creado,

aquello que me servía de estrella y señal.

Se puede existir incluso sin merecerlo.

 

 

 

43

 

La compasión llegará fría.

Me cerrará los ojos

la mano húmeda de nadie.

Un día fui inocente.

 

 

 

Angélica Liddell

Una costilla sobre la mesa

 

Ediciones La Uña Rota