viernes, 30 de septiembre de 2022

EL GASTADO TRUCO DE LA PENA DE ENRIQUE MONTIEL EN LA CARTA DEL CIELO

 

 

 


 

EL GASTADO TRUCO DE LA PENA

 

No pienso en otra cosa: este destino

me devora el alma.

C.P. Cavafis

 

¿A quién engañas dando pena?

No sabes que una mueca no es un rictus

ni una mirada turbia es la que llama a tu nobleza

 

Pides limosna que no deseas

ni siquiera por el amor de Dios

pides lo que finges no pedir

como expresas lo que no sientes sentir

ese dolor agudo en el costado

esa angustia inexistente

de saber que no es de muerte

el dolor fingido, la tristeza compuesta

 

Pero sabes bien lo que pides

sabes muy bien dar pena

que la gente verdaderamente buena

se encoja por ti, por tus mentiras

y se apiade de tu impiadoso gesto

tu falsa compostura destinada a quien

tú sabes.

 

Cuando pase todo

esta cabalgata de los gestos falsos

de las palabras mendaces

y el dolor fingido

y te quedes solo

¿llorarás?

 

¿Con llanto de hombre que se duele

de lo perdido llorarás bajo este manto

de estrellas de esta noche?

 

 

 

Enrique Montiel

La carta del cielo

 

Ediciones El Gallo de Oro


jueves, 29 de septiembre de 2022

ELEGÍA A UN CESTO DE MIMBRE DE CONCHA LAGOS EN GOLPEANDO EL SILENCIO

 

 

 

 

ELEGÍA A UN CESTO DE MIMBRE

 

 

 

Era un cesto de mimbre amarillo de tiempo.

Era un cesto oloroso curtido en su tarea,

crujiente de bonanza porque contuvo pan.

 

Era un cesto de siempre,

allí, sobre la boca de la tinaja inútil,

de la tinaja ocre, casi miel, casi tierra;

la tinaja deforme, panzuda, arrinconada

no sé por qué pecado.

 

Era un cesto de tardes con hora de merienda,

con tapas de alza y sube rústicamente aladas

y, en el puente del asa, una trenza de juncos.

 

Era un cesto con huellas de manos femeninas

y de manos de niños.

Era un cesto impregnado de aromas de despensa,

entre canela y nuez, entre pimienta y clavo.

Ese aroma de antes cuando todo era nuestro

por la casa y la sangre.

 

Cuando el aceite verde se doraba en la zafra,

cuando el vino más rojo y la más blanca harina,

cuando cristal de azúcar, como sal de los mares,

se quedaban al margen por lo inmenso y sencillo.

Sagradamente al margen por la despensa en paz.

 

 

 

Concha Lagos

Golpeando el silencio

 

Genialogías

Ediciones Tigres de Papel


miércoles, 28 de septiembre de 2022

GRAN VIA-COMTE BORRELL EN LA MUJER CÍCLICA SEGUIDA DE SPECULUM DE LAIA LÓPEZ MANRIQUE

 

 

 

 

Gran Via-Comte Borrell

 

 

 

Ahora, aquí, escribo. Como si escribir fuera escarbar y abrir longitudes. Como si fuera recortar un cuerpo sobre el propio cuerpo, «imponerlo» como se dice de los que curan a otros «imponiendo» las manos.

Yo no he querido Letra, no he querido Nombre. He querido rozar con el nombre la materia que creí confiada a mi como un estigma. Materia que es materia y no estigma. Materia que no es nombre. ¿Y cómo librarla dell’urlo della lingua? Imposible decirlo de otro modo, ahora.

Escribir me sigue produciendo temor. Me acerco demasiado o demasiado poco aún, permanezco en esa ignorancia del control a través de una música que se abre en mis palabras. A veces me molesta esa música. A veces simplemente la detesto. No quisiera escribir ni pensar nada en absoluto, quisiera discurrir o insertarme en mi cuerpo sin los brazos, sin el movimiento. Arrastrar mi materia como un pescador un sedazo, una red. Ser una red y ese brillo ínfimo de los peces de respiración interrumpida. No a causa de la muerte, sino a causa de otra clase de parada. He pensado demasiado en la muerte como para que deje de ser una fantasía, pero no me refiero a arrastrar mi materia como quien arrastra la materia muerta.

 

Lo que quiero es no sentir la obligación de vivir bajo una forma humana. Entrar en una dimensión opaca, en otro tipo de cuerpo. Por ejemplo, en el cuerpo de una mancha. Ser mancha extendida: demora, tardanza. Un cuerpo no amaestrado por la socialización. Un cuerpo sin expectativa. Pura atención latente.

 

 

(En aquella clase, hace ya bastantes años, la profesora confesó su miedo. Cada vez que empiezo a ver una película, dijo, siento que no seré capaz de entenderla, de seguir el hilo de su discurso. Recuerda haberse sentido súbitamente interpelada por esa confesión. Ella misma había experimentado ese miedo muchas veces respecto a las imágenes, de los libros. La irrupción primera, rumiante, de las palabras mascadas por otros, y sentir de pronto la necesidad de orientarse a tientas, como la analfabeta a la que entrevistó Marguerite Duras, que medía las dimensiones de las palabras en los carteles del metro de París para poder reconocerlas: «la palabra Lilas casi tan alta como ancha…». El alivio de la comprensión como un bautismo inesperado. Y después, incontenible, la otra sed.

 

Se pregunta cómo lee ella los libros y responde entonces: primero con miedo, después con prisa, y hay un tercer paso. El tercer paso es volver sobre el miedo y la prisa para descomponerlos. El tercer paso es siempre volverlos a leer muy lentamente, tratando de ver a través de sus agujeros, sus trampillas. Ahí me puedo esconder, piensa. Y desde allí, desde ese otro lado, armar un discurso. Aunque desde luego no necesita armar un discurso acerca de cada libro que lee. A menudo deja que los libros, simplemente, sucedan en ella, a través de ella. Ahora se da cuenta de que esa ha sido una manera, tal vez la única, de aprender.)

 

 

 

Laia López Manrique

la mujer cíclica seguido de speculum

 

Epílogo de Mercedes Roffé

 

La Garúa


martes, 27 de septiembre de 2022

UN POEMA DE JOAQUÍN ARAÚJO EN NATURALEZA POÉTICA ANTOLOGÍA DE ECOPOESÍA Y POEMAS DE NATURALEZA

 

 

 

 

Movimiento de liberación

 

 

Nuestro pacto con la Natura intenta

 

LIBERAR:

 

al tiempo de la lela prisa

al espacio de la asesina comodidad,

a la Vida de los venenos de la acumulación,

al silencio de los roedores ruidos,

a la Verdad de los tornados de la ignorancia,

a la levedad del amontonamiento de los muchos,

a la Belleza de la ortopédica arrogancia de las máquinas,

estas feas hordas que han esclavizado a demasiados.

 

IMPRESCINDIBLE, pues

 

LIBERAR a la LIBERTAD del neoliberalismo.

 

E IMPOSIBLE

 

si no te liberamos a ti de ti

que necesitas dejar de ser herida

para empezar a ser la sangre.

 

 

Joaquín Araújo

 

 

VVAA

Naturaleza poética

 

Antología de ecopoesía y poemas de naturaleza

Coordinado por Miguel Ángel Vázques

Intervenida por los activistas de Fridays For Future

 

La imprenta


lunes, 26 de septiembre de 2022

DOS POEMAS DE NEREA ROJAS EN LA FLOR MUERTA DEL ALGODÓN

 

 

 

 

VIII

 

 

 

Nunca pensé que indagar tras la arruga fuera esto.

Una niña curiosa remueve el lodazal del camposanto.

Una niña maleducada hurga

en el terreno de los difuntos.

Una niña enferma zarandea una paz milenaria.

El silencio es una calma tramposa.

El dolor se parece a la guerra.

Mis raíces resbaladizas saben

que algo late sobre este jardín fúnebre.

Una esponjosa luz blanca protagoniza la confesión:

El dolor resucita de una flor muerta.

La flor muerta del algodón.

 

 

 

IX

 

 

 

Vine a Comala porque me dijeron

que el dolor es cosa de las mujeres que me criaron.

A mí también me mataron los murmullos,

a mí me mató la aridez sobre la que crecen,

sin embargo, estos frutos blancos

como si fueran una planta del desierto.

Lo que más me inquieta

es el abandono fundacional que aprendieron mis

abuelas.

Vine a Comala para dar pese a todo con el fruto.

Dolores voltea su sangre contra el desamparo

y tirita un murmullo que me salva:

El dolor no es lo peor.

 

 

 

Nerea Rojas

La flor muerta del algodón

 

En el mar editorial


sábado, 24 de septiembre de 2022

UN FRAGMENTO DE SIMBIOÉTICA DE JORGE RIECHMANN

 

 

 

 

«Estamos intentando salvar a lo que nos salva. Y lo que nos salva son los elementos básicos de la vida: que las plantas crezcan, que el agua esté limpia, que el aire sea transparente. De lo que se trata es de ser simplemente recíproco. Entiendo la vida como suma de reciprocidades y, por lo tanto, hay que alejarse de la norma de conducta más extendida en esta sociedad: la mezquindad, que es falta de agradecimiento hacia lo que te dan como un regalo y ni siquiera lo recuerdes. Me salva contemplar el amanecer de un arroyo o el del día, ver caer una hoja o escuchar un pájaro. Me salva escardar la tierra con un azadón y también pasear con mis yeguas…»

 

Joaquín Araújo «La mejor cosecha del bosque es la paz» Entrevista citado en

 

Simbioética

Homo sapiens en el entramado de la vida –

Elementos para una ética ecologista y animalista en el seno de una Nueva Cultura de la Tierra gaiana,

de Jorge Riechmann

 

Plaza y Valdés Editores


jueves, 22 de septiembre de 2022

UN POEMA DE DAFNE BENJUMEA EN DESDE LA HIERBA

 

 

 

 

II

 

 

 

El álamo alamea

el peral y sus hijillas (qué frutillas)

estos arbolitos por su nombre

 

Sus sombras no es nombre

no me cubren

entonces cogí la manzana

(lloraba y lloraba)

 

hendí incisiva

incisivos sobre la

fruta la humedad

de la fruta

 

el rabillo en la tierra

sus semillas en la tierra

y de ella nacieron

hectáreas de colores

(qué colores)

 

Pensé en la tilde de álamo

y luego pensé que álamo puede venir de alma

o al menos

se asemejan

 

Que por allí vienen los petirrojos

tan ninfos y orgullosos

que se comen las bayas que planté

y me dejan sola

sin hijillos

 

Entonces mi nombre se agranda

me cubre como sombra

como un campo de secano

como el sol

en el secano

 

Es mi vientre esta llanura

 

y digo

¿de qué manera decirte?

 

Ya en la urbe

me animo

me agito

nerviosa

y te observo

 

La cascada del grifo me convierte

en lo que soy

pues ¿quién soy?

 

Creí que bajo la luz mis árboles crecerían

que bajo la luz crecerían alto

que bajo la luz más fulgurosa se elevarían

pero

qué va

no crecen

yacen calcinados

sin pliegues

ni bifurcaciones secretas

 

Entonces mi corazón triste

tigre abuelo que palpa las alas de los buitres

y a la palabra de antaño

se pregunta

 

 

 

Dafne Benjumea

Desde la hierba

 

Ril editores


miércoles, 21 de septiembre de 2022

OCHO POEMAS DE (...) DE EDDIE (J.BERMÚDEZ)

 

 

 

 

564.

 

 

 

sin embargo,

el reflejo

hace posible prosperar el camino

 

 

 

498.

 

 

 

permanecer trazando

entraña extraña puerta

y su envés, no más

 

la entraña que supone

subsanar estos márgenes

y su revés y su traspiés y su andadura leve

 

hiere la voz

hiere la voz

 

frenándose así lo plúmbeo de la herida

 

 

 

651.

 

 

 

pero

ahora, ya da igual

 

sin apenas un quizás

ninguno

 

 

 

314.

 

 

 

hoy en día

lo más álgido y difícil

es estar solo

 

pero,

se escribe

 

nos damos cuenta

entonces, que

 

se sigue

se escribe: este verbo perpetuo nos alienta a vivir

 

 

 

575.

 

 

 

poema

pomo que abrir y cruzar

 

umbral, donde hundir la sien

—en silencio—

 

 

 

s/n

 

 

fraudulento trato el de la guadaña y la letra

si se escribe más desde la muerte que desde la vida

 

 

 

420.

 

 

 

insaciable

 

¿para qué?

¿para qué?

 

¿por qué escribir,

tesón con el que alquilas el cadáver de silencio?

 

¿por y para qué escribir?

¿da continuidad a la vida? ¿a la vida del que hiero y yerro con amar?

ese del que detesto tanto su soledad

y que sobrevive de salitre en mi cuerpo

 

¿para qué?

 

 

 

607.

 

 

 

parco en voz

(tú dices todo lo demás)

—miedo—

acurrucando(me) en lo no dicho

 

 

 

715.

 

 

 

se entumece / no se mece el junco

exhala el viento su dominio

 

se atieren los silencios / los quizáses abriéndose

abriéndose paso entre tamaña entraña

 

 

 

Eddie (J. Bermúdez)

(…)

 

Huerga & Fierro editores