IV
Salimos
con la lluvia
aferrándonos
a cualquier cosa.
Vamos de
aquí para allá
engrosando
el zurrón
deslizándonos
con
dificultad
sin
detenernos
mientras
podamos cargar con toda esta errancia.
VII
No menciones
la
memoria
porque
en ella pueden encontrar
ese
reflejo
al que
han decidido tirarle una piedra.
XVI
Uno
aprende a estar solo
como el
perro que aprende
a no
pasar
a
quedarse afuera.
Bueno,
uno aprende
porque
no le queda remedio.
Uno se
sienta
con su plato
su
cuchillo su tenedor
todo en
orden
todo
limpio
demasiado
todo.
Ya uno
no sabe que hacer
uno con
uno mismo
uno con
su plato y su vaso
con su
silla
más
tarde
con su
almohada
con su
frío
su
miedo.
Uno sin
embargo
aprende
a estar solo
como el
perro que mira
desde
la intemperie
y araña
la puerta
y no le
abren y no le oyen.
Uno aprende
a estar
solo
o lo
que es peor aún
a creer
que ha aprendido.
Cristina
Falcón Maldonado
Memoria
errante
Editorial
Candaya
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