HEMOS SUBIDO andando hasta el castro
siguiendo
la pared del monte, parándonos a ratos
para
coger aliento. Arriba, con el resol,
entre
las piedras, los acebos, la tarde detenida
y con nosotros,
nada, las voces de los muertos,
las
aves que, hacia el cielo, se perdían.
En la
hondonada, manchas de robles
agostados,
la soledad desde que el mundo
es
mundo. Descendimos a paso vivo,
al
fondo el pueblo, el campanario, la vida
con sus
cosas, los días que se fueron,
nada,
tu voz, la mía. La tarde detenida,
transparente.
Al salir de la dehesa te miré,
sonreíste.
Nos hemos dado, luego, la mano.
Fermín Herrero
Nunca
será bastante
(poemas
casi de amor)
La
Garúa poesía
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