—EL PEREGRINO—
LAYENDA DE UNA VIEJA MALDICIÓN
1
Ha
vuelto a pasar por las calles el mendigo de los viejos cuentos
y nadie
lo atendió
nadie
quiso verlo,
nadie
quiso escucharlo.
Se sacudió
los pies al emprender
de nuevo
el camino,
golpeó
con su cayado en el suelo ya por siempre maldito.
2
Se perdió
su silueta de peregrino
tras la
última esquina del pueblo.
3
Esta vez
quizá no llueva a cantaros
ni
haya nadie que siquiera lo anuncie.
4
Pero todos
sabemos ya que es éste un otoño distinto,
de
presagios despiadados y epifanías de hiel.
5
Mi garza
ha pasado volando esta tarde por encima de la casa.
Sosegada,
sin aparente prisa por irse.
(Todavía está aquí, así
que aún lo verdaderamente duro no empieza.
Ni empezará
por ahora. Puede la nieve esparar).
Luis Díaz
Viana
La
cortesía de los suicidas
Editorial
Páramo
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