lunes, 8 de junio de 2020

LOS TROZOS DE PAN UN POEMA DE HASIER LARRETXEA





LOS trozos de pan

trajeron la entereza

a las mesas llenas de migas esparcidas.


Como si se alejara el alcance de cada ilusión

y su estela de diamantes,

focos de estrellas que guiaran

el paso, cojo, entre gasolineras

a la hora en la que los faros de los coches

se convertían en luciérnagas que atravesaban

la línea continua del devenir de llagas.


Bajo las mesas de madera

se escondían las cicatrices

de las manos convertidas

en espigas de otoño.


Se recordaba así la espesa neblina,

los caminos de barro,

la imposibilidad de atravesar el río y vislumbrar

la distancia que arqueaba la mañana.


El acecho de los jabalíes

temidos en el valle

cuando eran heridos por algún cepo o bala.

Su dolor irremediable no tenía límites.


Al igual que los caminos que no lograron

calzar el retorno del quinto.


Sobre la mesa de la cocina

la entereza de la fruta madura.

Las cáscaras de las nueces,

coágulos rojos, esencia

de vino derramado. La efusividad

del chin-chin de las copas.

La mano sobre el brazo,

único gesto de cariño.


La existencia de las cosas

anteriormente guardadas.

El olor del pasado,

El grado de su recuerdo.


El sabor del grumo del tiempo.

Aprendemos a vivir.


A compartir sobre la mesa

celebraciones, retornos, ausencias, silencios

en manteles que no hubo. Con las décadas

se ensancharon los discursos.

Le mecha de la llama,

el compromiso de soga.


Las migas de pan que arrojamos

en cada trayecto que retomamos

en los caminos sin asfaltar

nos devolvieron la calma

del cobijo, el aliento de la guarida,

al habla de la infancia,

a esa quietud de las imágenes

que parpadean la continuidad

de las miradas que aguardan

un retorno donde reposar tranquilos.




Hasier Larretxea

De un nuevo paisaje


Stendhal Books


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