COMUNIDAD
DE EXPERTOS
conocer
el nombre del árbol.
No para
ti, para mí, o para
este
poema.
El
árbol debería estar y estar siempre
convenciéndonos
con sus hojas
frente
al aire, permanecer
porque
este tronco mira hacia arriba.
No
debería ser importante
que en
mi casa lo llamemos texu
ni que
a su alrededor crezca fértil
la
leyenda, o la memoria.
No
debería decir en estas líneas
el
nombre del árbol, ni siquiera
que
junto a él huele espesa
la flor
de la mimosa.
Poderosamente
llega febrero
y la
tierra aún no ha tenido que guardarte.
La
fortuna de tu cuerpo sigue aquí arriba
y este
árbol de momento no tiene
ningún
nombre.
Sofía
Castañón
Prohibido
silbar
Ediciones
de Baile del Sol
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