martes, 20 de agosto de 2024

CONDICIONES PARA ENCENDER UNA HOGUERA UN POEMA DE JOSÉ MARÍA CUMBREÑO EN LAS CIUDADES DE LA LLANURA

 






Condiciones para encender una hoguera




Es difícil hacer

que el fuego prenda la leña mojada.

Pero sé que he de secarme la ropa

antes de que oscurezca:

de noche, el agua de los pozos

se corrompe.


Estoy cansado.


Recuerda la ciega hondura

de un estanque cubierto de pronósticos y hojas.

Recuerdo lámparas encendidas

cuyo aceite marcaba

el plazo de los desbordamientos.

Recuerdo el dulzor rugoso de unos higos verdes,

la dignidad de una mesa puesta para nadie.


Recuerdo.


Como el cubo astilla el reflejo

del que al otro lado de la soga

busca qué beber,

así las ramas que arrojo a la lumbre

van quemando

la imagen invertida que gotea

desde mi piel

a mi memoria.


Estoy cansado.

Cansado de tener la obligación

de ponerme a salvo.

Cansado de que encender una hoguera

sea la única forma de volver la vista atrás.


Debí quedarme.


Debí envenenar a aquellos dos ángeles

y comerme sus lenguas.


Quizá todo entonces hubiese sido distinto;

y huir no dependería del tiempo

que tarde en olvidarme de Sodoma.


Sé que he de secar cuanto llevo puesto.

Pero también sé lo que significa

lograr que el fuego prenda en la leña mojada,

conceder que las llamas se alimenten de mí.


Cada vez me cuesta más

reconocer las figuras

que se consumen en el tránsito

de la brasa a la ceniza.


Cada vez soy menos yo

y más el humo que me sucede.


Debí quedarme, sí, debí quedarme.

Debí atreverme a probar de aquel cáliz.

Debí aguardar a que se hiciera de día

brindando por la fortuna

de los que no se salvan en un naufragio.


Todo entonces habría sido distinto.


Distinto.


Recuerdo la sed junto al fuego.

Recuerdo rostros que no recuerdo,

pero que sonríen al arder.

Recuerdo el vértigo de la gota

un segundo antes de ser chispa,

la condición que las ramas imponen

al hombre que con ellas se calienta.


Recuerdo.


El agua de los pozos

lega la noche su quietud de ahogados.




José María Cumbreño

Las ciudades de la llanura


Ediciones Liliputienses


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