En la última guerra no hubo concesiones:
los
soldados fueron arrasados
y las
trincheras desaparecieron bajo las balas
y el
sinsentido.
La
esperanza fue asesinada sin derecho
a una palabra
de despedida
mientras
todos volteamos el rostro.
No hubo
jinetes ni artilleros victoriosos,
no hubo
nada que celebrar.
En la
última guerra éramos desconocidos
sin
patria y sin fe.
Abandonamos
los campos de batalla
sin más
gloria que haber sobrevivido.
Traicionamos
todo lo traicionable.
Nadie
nos esperaba en casa:
no
había casas adonde regresar.
En la
última de nuestras guerras estábamos
en
bandos contrarios,
equivocados.
No
supimos desertar a tiempo para salvarnos.
La
última batalla está por comenzar.
No
traes las respuestas que busco
ni las
armas que usaré en el combate.
Mi
cuerpo es yelmo, espada, falacia.
No seré
heroína ni mártir.
Colgaré
las armaduras tras la puerta
y
esperaré la paz que te has de llevar.
Damaris
Puñales Alpízar
No vine
a hacerme la inocente
Ediciones
Liliputienses
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