LLAMAS a la luz y la luz viene como
un animal transparente. Tú
la acaricias y ella lame tus manos. Se
incorpora a tus ojos y
en tus ojos se encienden
los números dispersos.
Ante ti, la pureza y sus rectángulos.
un abismo creado por preguntas blancas
en apariencia inmóviles.
Van a surgir rostros que quizá has amado.
Sí, surgen rostros habitados y exactos
y te posee una pasión: ahora es
visible lo invisible.
Otras veces, sucede
que la luz se desprende de tus manos y
busca su libertad y se convierte en
pulsaciones, en
colores cautivos que carecen de nombre.
Sí:
proceden del abismo. Son
frutos incandescentes, entregados
a la libertad por ti.
Y pintas lo que no existió nunca: has visto la inexistencia y la
incorporas y
la inexistencia es real y es libre
incluso de sí misma.
Antonio Gamoneda
Esta luz
Poesía reunida
Volumen 2 (1995, 2005-2019)
Galaxia Gutenberg
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