LAS
MANOS
Las
manos
de
escombrera en escombrera desdibujan su senectud
en un charco
de plástico. Se miran
en los
espejos.
El
tiempo se les ha vuelto mole, la sangre
es
diagnóstico en el quicio de un reloj,
inodora,
incolora,
maqueta
de ruina.
Dos
voluntades añejas juegan a la piel y eligen
el
hueco. Una cava,
la otra
se deja vencer;
una
miente y la otra cae en un eco de lombriz
por
donde van trascurriendo propósitos,
por
donde todo lo levantado anega sus pies
y se
tumba.
Las
manos
son dos
conjuntos tóxicos en distinta posición con una
misma
maternidad
y un
mismo hombre
atado
en sirenas.
Qué
haremos con las atávicas vías,
dónde
vamos a yacer tanto reflujo animal,
quién
reconstruirá los templos.
Las
manos
han
dejado de llamarse a si mismas extremidades, saben
decir
adiós
sin
apenas
máquinas.
Despedidas
de los túneles, hieráticos, tiñen la grama
con el
arte de manipular
se
santiguan:
muñeca
a uña, es endógeno
sobrevivir
la
invalidez de esta presencia.
Azahara
Palomeque
RIP
(Rest in Plastic)
Ril
editores-Ærea | Carménère
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