EL DESEO SEXUAL DE LAS ESTATUAS
1
El
deseo sexual de las estatuas
es un
misterio duradero
una
entelequia de los escultores
pero
está ahí, latente
en las
abolladuras de su piel
en su
mirada firme
al hombre
que la mira.
El
poeta y la estatua
cuando
nadie los ve
procrean
versos.
2
Las
ciudades están llenas
de
estatuas reprimidas
monumentos
que esconden
o
falsean su sexualidad.
Esta
ciudad, cualquier ciudad, aquella
llenas
de fraude blanco,
de
figuras inmóviles
con mal
disimuladas intenciones.
Atención,
transeúntes.
Mirad a
las estatuas de reojo.
Evitad
que se inmiscuyan
en sus
conversaciones.
El
deseo sexual de las estatuas
lo
atraviesa todo, lo contamina todo,
corrompe
el aire depurado
por los
árboles, tan extrovertidos ellos,
y por
nosotros, tan inútiles.
Atención,
transeúntes.
Exigid
que las estatuas tengan
menos
metros de arrogancia impune.
Solo
mirando a los ojos
de esos
cuerpos de piedra,
solo
mirándolas de frente, y fijo,
estaremos
a salvo de nuestras perversiones.
Alexis
Díaz-Pimienta
El deseo
sexual de las estatuas
Huerga &
Fierro editores
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