PRINCIPIO DE INCERTIDUMBRES
Que se
prolongue el domingo, que no acabe nunca.
Que sus
horas se detengan antes de alcanzar el amanecer, antes de que el reloj cambie
su cifra, antes de pasar a la línea siguiente del calendario.
Que el
lunes no tenga lugar, que no exista.
El
lunes.
Que se
pare el mecanismo que va a interponerse, que va a cortar el paso de la
electricidad antes de que llegue a mi vivienda.
O el
agua o al gas, o al teléfono.
A todas
esas corrientes misteriosas que confluyen en mi casa.
Que no
lleguen los sobres de las malas noticias.
Que no
lleguen reclamos, amenazas, avisos de lo que va a ocurrir.
Que
nadie intente asomar su pata de harina mientras que yo con la razón
desarticulada, el corazón tembloroso y la angustia de saber que el mundo está
ahí fuera, aguardo al otro lado.
Que se
pare el minuto al borde del lunes.
Que se
pare antes de que empiece a rodar la semana.
La
nueva semana.
Otra
nueva semana que afrontar.
Otra
nueva semana de terror por delante.
Otra
nueva semana por la que hay que transitar reteniendo el aliento y esperando el
milagro.
Otra
semana extendiendo la mano, implorando la ayuda, soportando la vergüenza,
aferrándome a los vestigios de dignidad sobrevivientes.
Otra
nueva semana suplicando llegar a la casilla de domingo.
Por
permanecer en la casilla roja del domingo, indefinidamente.
Sin
vuelta de hoja.
Ana
Rossetti
Deudas
contraídas
La Bella Varsovia
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