LA ESPADA Y EL ÁNGEL
En la torre en la torre un ángel anda caminando sobre sus alas
el ángel de barbas negras y pecho opulentos
notas estalladas por las trompetas brillantes
DIOS MÍO DIOS alta deidad atrofiada en tu mismo sexo
invocación perenne Dios
ante ti el ofrecimiento de cada muerte
aflojada
ahondada
en las nieves que van cubriendo le aire
Es un espacio largo
es un espacio largo infinito
donde la mesa comienza
donde la mesa termina
donde la mujer es desmembrada
donde el ave es cortada en fragmentos con las tenazas
que esgrimen los herreros
Caen las alas
el ángel
las coyunturas se desprenden
hacen un leve sonido de silencio
de hojas secas
y se dilatan las pupilas
las manos de los invitados van limpiando esas bandejas con
las yemas de los dedos y el sol vuelto nombre vuelto
ojo tapiado por mantos
cae indeciso
entra indeciso
por qué tiras de mis cabellos más largos con tanta furia
por qué llevas mi cuello hasta el suelo para que sirva
de alfombra de los pasantes
a los que bailan agachándose
a los que bailan creciéndose en las zarabandas
El golpe
el tambor sincopado
es el puñal magnífico que desmiembra una vez más a la
misma mujer de cristales azules
a la misma mujer de tez suave de tez como llanura
Las caballerías avanzan
las formaciones de banderas ahora
sobre las cabezas de los invitados como penachos reales
avanzan
cuando tú señor entierras la rodilla en el fango
y proclamas que es la tierra más bella más hermosa
alguien creyó ver
alguien entre los bandidos
alguna lágrima
alguien entre los tripulantes te sirvió también las vísceras de
indios reales
y yo aprendía a escribir con manchas de vino
con uvas sobre mis labios
sin saber aún de la ceniza de los semitas
arrojada por las chimeneas desde los lugares terribles
donde la humanidad se nutría de carne
Ángel
ángel nuevo
tus pechos llegan a mi boca
y mi lengua juguetea con tus líquidos
pero el peso de tus alas
no recae sobre mi raíz para hundirme en esta tierra
mi raíz está torpedeada a través del mar
y busca
hurga
un nuevo pedazo de mineral de roca
que vuelva diseminada hacia el cielo
ángel
vehículo espacial
embarradas tus manos por diversos petróleos
escribes las firmas de los crímenes sobre mi espalda
sonreímos todos
cuando una vez más tiras de mi cabellera señor
para barrer el piso
para que mi cuello sostenga como un hilo tenue
el paso de tus invitados
Isel Rivero
El Banquete
Colección Genialogías
Ediciones Tigres de Papel
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