Dios es
toda la vergüenza del hombre.
La
satisfacción mayor del deber cumplido es que ya no es deber.
El
mayor escándalo de la existencia de Dios es la justa existencia del Diablo.
La
Historia olvida al hombre para hablar de los hombres.
Al
futuro solo se le puede saciar con muertos.
La
gracia más católica se consigue a hostias.
El ocio
es un fin depravado con el que conseguir un hombre dócil.
Justo
donde se acaba el tiempo es donde alumbra la poesía.
Sonríele
al empedrado de tu calle cada mañana, pues te soporta y no se queja.
Los
ángeles caídos ya no tienen mal de altura.
Cuando
digo «nunca», no me gustaría que entendieses «jamás».
No es
lo mismo construir para la vida que construir para la eternidad. Quien
construye para la vida es un hombre bueno para la vida; quien construye para la
eternidad es un hombre terrible para cuanto le rodea.
La
ceniza es la verdad del fuego. Huye de la llama, amigo, que deslumbra y miente.
La
inspiración es tan extraordinaria porque está fuera de toda voluntad.
Los
ángeles desfilan al paso de la oca.
Luis
Felipe Comendador
No pasa
nada si a mí no me pasa nada
Editorial
Delirio
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