8 de
julio
En la
parada/arranque de la mañana, busco dar saltos, encontrar un espacio para
abrazar a mi hija. Su contabilidad es pequeña y su mañana es una marea que
mueve la arena como el tráfico.
Desearía
que tuviésemos a Schuyler para que nos encontrara en la playa para darle
sentido a esto y darnos la vuelta como gaviotas u olas o a Olson para
mostrarnos cómo este movimiento creó la tierra de nuestra casa y lo que vive
debajo, incluso antes de que lo continentes se fragmentaran.
No todo
es mente, los cuerpor
se
diferencian en su llegada y en lo que pueden hacer a esta profundidad en un
año, en esta distancia de la orilla, esta cercanía al tráfico y a las olas.
Y por
hija me refiero a cualquier obligación y por madre me refiero a cualquier
tragedia.
Primero
hay un momento, luego un poema. Un hombre apoya una escalera contra los cables
de servicios, otro lo mira desde los escalones de su casa, ¿cuál es el artista?
Sobre la playa un avión lleva el anuncio de un hospital.
Existe
un cálculo invisible
más
allá de la página, una segunda historia
un
temblor de hoja, aquella vista justo
cuando
la red eléctrica atraviesa
quiero
que la veas aquí donde dejo de escribir porque mi hija me llama desde otra
habitación
―――――――――――
Adenda
Después
de que mi hija deja de lactar, mi cuerpo continúa produciendo leche y esto
genera tiernas fantasías o comparaciones miserables como en la última escena de
Las uvas de la ira cuando los empresarios
agrícolas dejan que los duraznos se malogren en la rama mientras un anciano
hambriento es amamantado por una joven madre que acaba de parir un niño muerto.
Las
cosas se pudren. Los mercados no hacen excepciones. ¿Cuántos poemas debo hacer
esta mañana? Mi abuela era nodriza.
Mientras
las palomas del luto arrullan, leo a Marx: capitalista,
burguesía,
proletariado, aristocracia, fabricracia, dinerocracia.
Tras la
caía de la Unión Soviética, un ingeniero cubano me dijo que el agua se cortaba
todas las tardes durante horas. Los cortes de energía duraban días. Los vecinos
se reunían en torno a radios que funcionaban con baterías, las redes se tejen
alrededor de la escasez y del exceso. ¿Quiénes eran los otros niños que
lactaron donde lo hizo mi padre?
Durante
semanas luego del destete, me arden los senos. Me paso el día en el conteo de
poemas. Un libro te consigue un trabajo, dos te consiguen la titularidad. La
máquina de poemas se vuelve fábrica.
Las
palomas del luto no hablan como hace 30 años, no hablan como si una familia
pudiera vivir con un solo ingreso.
Cuando
era niño, me contó el ingeniero, la revolución era lo más hermoso. La cosa más
bella. Luego el ingeniero pasó hambre. Algunos críticos afirman que el anciano
moribundo de Steinbeck es el capitalismo es el comunismo es nuestra Pietà del
siglo XX.
Si
escasea algo el tiempo suficiente, surge un mercado como un árbol de melocotón
que se estira hacia el sol. Incluso las palomas del luto lo saben: la lección
del nido es la improvisación.
Susan
Briante
El
mercado pregunta
Traducción
de Giancarlo Huapaya
Kriller71ediciones
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