miércoles, 14 de octubre de 2020

SIETE POEMAS DE VIKINGA DE ISABEL TEJADA BALSAS

 

 

 

 

Se hacen preguntas

que no sirven para nada,

que no le llevan a ninguna parte,

como quien escribe poemas en un papel

y luego les prende fuego.

 

 

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Confundiome el amor

con uno de sus soles.

Llevábalo yo al muslo,

a modo de cilicio,

con el orgullo de los tontos.

 

 

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Escucharle

es cubrirse la cabeza con una toalla.

Inclinarla sobre su boca

como si fuera un barreño con vapores de eucalipto.

Inspirar repetida y profundamente.

Descongestionarse.

 

 

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Había en sus palabras

toda clase de aves migratorias.

Mi corazón bajaba crecido

a causa del deshielo.

 

 

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Arrastrada soy por el desagüe de sus ojos,

diseñados específicamente

para drenar el agua de las tormentas

hacia la corriente.

Hacia la corriente de qué

carece en absoluto de importancia.

 

 

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Ojalá estuvieras aquí.

No haríamos nada

más que hacernos compañía.

Tenías razón.

Hacerse compañía es un acto heroico.

Ojalá estuvieras aquí.

 

 

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La historia se ha contado.

Los poemas, dispuestos

como flechas incendiarias

sobre la vela y la cubierta.

Es hora

de que este libro se adentre

en la niebla

como un barco funerario.

 

 

 

Isabel Tejada Balsas

Vikinga

 

Huerga y Fierro editores


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