¡AY, Amor!
quiero volver contigo
a las lucernas,
al núcleo del sol,
a la madera,
a la pequeña casa siberiana,
al porvenir de un bosque renovado,
a la cumbre, al insecto,
al bol donde guardé
la levadura de lo alegre,
al plato del encuentro,
a tus finas varillas
en la harina del pecho
redondo y combustible.
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QUE todo sea sustento
y me alimente
la leche de tus árboles,
tu lengua clorofílica;
que el prado me devuelva
las grullas en bandada,
el cortejo nupcial,
el júbilo del baile.
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¡AY, Amor en amor!
Amor de nada y de nadie,
no dejes que me pierda
en este portafolios,
en esta fría y negra
pizarrita del cosmos.
Tan grande es el dolor
de mi conciencia,
que pesa en mi costado
un edificio,
una ciudad entera
de hombres en mis hombros,
un hachazo,
una plaga.
Soy ceguera,
desuello,
última voluntad.
Espero agazapada
en el viejo pinar
el disparo de gracia.
Carmen Aliaga
Jaula de grillos
Olifante Ediciones de Poesía
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