La Huella de la mariposa, el último volumen que publicó en vida, expresa bien esta apuesta; voy a centrarme en él por eso, y también porque lo considero uno de los grandes libros de lo que llevamos de siglo. Subtitulado Diario (verano 2006-verano 2007), reúne notas, apuntes, escenas, que, pese a no dar indicación de fecha ni de lugar, cumplen la tarea de recoger el hilo de la vida cotidiana a lo largo de un año. Textos en verso y en prosa se mezclan sin norma visible, salvo la decisión de la escritura cada vez y la voluntad de transmitir un fluido común que los atraviesa, como una corriente eléctrica que los fuera encendiendo y apagando según pasan, en un parpadeo temporal de estaciones, noches y días. En su curso toda clase de elementos entran en contacto, se yuxtaponen, la molestia del mosquito que no deja dormir y la referencia que él mismo trae de al-Mutanabbi. Fue Yannis Ritsos quien usó la fórmula «lirismo épico» para hablar de Darwish y sigue siendo precisa: un sucederse de relato y sensaciones, de soledad y vida colectiva, un tono ensordecido, de menudos matices, de apariencia leve y desgarro retardado; no en vano, el porta confiesa: «A los sesenta ya no has de hallar ningún mañana / que cargar a hombros de los himnos». Desde el mirador de la edad, el libro está movido por un impulso de balance, tocado por una inminencia de final. La muerte ya está ahí, apenas impuntual, visitante esperado, y su certeza modela la sabiduría y el tacto de la mirada. Se diría quizá que su aceptación produce una nueva relación con la vida.
P, 217 - 218
Miguel Casado
Un discurso republicano
Ensayos sobre poesía
(Sobre Mahmud Darwish y el estilo tardío)
libros de la resistencia
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