El canto de la mujer-sabia
(Como una caja de música, se abre el útero, y la voz del feto
aumenta in crescendo)
La vida no es suficiente
Para que yo diga: he vivido.
Para vivir en realidad
Habré de morir primero.
Sí, habré de morir un día
Para que mi vida se complete en mí.
¿Qué otra cosa es la vida
Sino una muerte partiéndose de risa en un espejo?
No echen al agua sus barcas, mujeres,
Ni vistan el blanco de las bodas:
No vengo al mundo para nacer.
He venido apenas para morir.
Joumana Haddad
Espejos de las fugaces
Traducción de Héctor F. Vizcarra
Vaso Roto Ediciones
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