lunes, 16 de septiembre de 2024

UN POEMA DE ESTANCIA DE LA PLENITUD DE FERMÍN HERRERO

 






QUÉ oscuro hoy el puerto y qué rabioso

el cierzo. Por contraste, supongo, me imagino

con Thoreau por los bosques de Maine:

alces, lagos y ciénagas, naturaleza

casi virgen y el hombre en ella,

con ella. Aquí la misma soledad,

si bien helada. Es un cierzo legítimo,

pelado, criminal. Andando voy

por el puerto, lo llevo de cara,

pero no puede con mi gozo, radiante.

Me imagino a mi padre, que me arrulla

en su mirada candeal, en su honradez

callada. En el costado de los ulagares

merineros, por un portillo de cercado,

asoma un corzo y, con el paso esbelto,

ventea en su sigilo de espesura.

El cierzo, por la sierra, monologa;

oscuros los caminos. No me arrebatará

el goce, que por dentro voy.

Bajo un cielo purísimo me siento,

miro y miro la piedra como si pudiese

alcanzar su entereza, lo poco que me falta.




Fermín Herrero

Estancia de la plenitud


Editorial Pre-textos


No hay comentarios:

Publicar un comentario