lunes, 16 de septiembre de 2024

UN POEMA DE ESTANCIA DE LA PLENITUD DE FERMÍN HERRERO

 






QUÉ oscuro hoy el puerto y qué rabioso

el cierzo. Por contraste, supongo, me imagino

con Thoreau por los bosques de Maine:

alces, lagos y ciénagas, naturaleza

casi virgen y el hombre en ella,

con ella. Aquí la misma soledad,

si bien helada. Es un cierzo legítimo,

pelado, criminal. Andando voy

por el puerto, lo llevo de cara,

pero no puede con mi gozo, radiante.

Me imagino a mi padre, que me arrulla

en su mirada candeal, en su honradez

callada. En el costado de los ulagares

merineros, por un portillo de cercado,

asoma un corzo y, con el paso esbelto,

ventea en su sigilo de espesura.

El cierzo, por la sierra, monologa;

oscuros los caminos. No me arrebatará

el goce, que por dentro voy.

Bajo un cielo purísimo me siento,

miro y miro la piedra como si pudiese

alcanzar su entereza, lo poco que me falta.




Fermín Herrero

Estancia de la plenitud


Editorial Pre-textos


sábado, 14 de septiembre de 2024

TRES POEMAS DE UN AMOR ANTIGUO DE LUISA CASTRO

 






I


Esta tarde padre fui

a la librería en tu busca

estaba llena de gente

y de pronto se vació


no era cosa normal

tanta gente allí comprando

y de repente se fueron

y yo allí sola quedé


y también otra mujer

a quien conocí enseguida

¿sabes quién soy? Pregunté

como si fuese la niña


que preguntaba por ti

y yo el padre que buscaba

la misma que tú subías

en la vespa entre tus piernas


yo rodeada de libros

tú llegando por el Cristo

yo buscándote en las hojas

recién impresas de mayo


¿qué llevo? le pregunté

a la mujer que allí estaba


y ella me dio un buen consejo


lleva lo que nadie lleva

los poemas de enero

el mes en que murió tu padre

aún se están escribiendo




II


Enero en que todo empieza

debajo de su manto frío

dijo mi nombre temblando

y no me reconocí

su nombre me pareció

el de otra mujer no el mío

eras tú padre que venías

que me estabas esperando

en los versos de Olga Novo

en los libros de Chus Pato

en los ojos de Lupe Gómez

te vi llegar en Santiago




III


Te vi llegar por el Cristo

te vi llegar por la Francia

yo de pie en tu vespino

y mi hermana a tus espaldas

mi madre en la puerta espera

y el barco en el carro aguarda

qué miedo tendré ya

a lo que pase en el alba

los tres camino de casa




Luisa Castro

Un amor antiguo


Ediciones La uÑa RoTa


viernes, 13 de septiembre de 2024

TRES POEMAS DE RAÚL NIETO DE LA TORRE EN EL RETRATO DEL URANIO

 





8



No volveré a llamar a un árbol árbol;

lo llamaré cerezo, almendro, puno,

enebro, roble, encina.

Si el destino de un hombre

está en su nombre, ningún árbol se llama solo árbol

sin partirse.

O buscaré el que solo sea un árbol.

Ni sauce ni eucalipto,

solo un árbol que acepte con mi fuego consumirse

sin nadie que lo sepa ni lo añore.

Una madera anónima

que ardiera en una anónima fogata

y fuera anónima ceniza que el viento esparce.

Ni limonero ni magnolio

ni higuera ni arce ni raúl,

solo un árbol sin fin que nadie llore.



―――――――――――



28



Un silencio menor, de humilde hierba

creciendo en tierra de gigantes...

¿quién haría entonces daño a quién?

¡Ojalá no pisaran esa hierba!

El guardián piensa

en un arco tensado y en un ciervo

que pasa distraído por la hierba y el olvido.

¡Ojalá no pisaran lo soñado!

Pero el ciervo

no elige dónde pisa

ni el guardián la madera de su arco

ni la presa la sangre del charco que se ensancha

en esa hierba y lo refleja.

La muerte se disputa con la prisa

qué salva de su víctima

o qué deja.



―――――――――――



38



Los gorriones se mueren cada día

de un giro inesperado.

A veces uno pasa junto a mí

y entonces soy su casa,

donde no morirá mientras lo miro.

No los matan:

se mueren los gorriones, de inocentes,

de grises, de aire extraño.

Se mueren, como yo,

de ser gorriones.

Pero también se salvan por lo mismo.

(Lo que no puede levantar un hombre

a veces lo levanta un niño).

Ved ahora el gorrión volando

y dadle nombre

y agua para saciar la misma sed

y pan para salvarse de lo mismo.




Raúl Nieto de la Torre

El retrato del uranio


Epílogo de Elvire Gomez-Vidal Bernard


Cuadernos de la Errantía


jueves, 12 de septiembre de 2024

UN FRAGMENTO DE URBE CAPENSIS DE ADRIANA BAÑARES

 






Esta lluvia no permite volver a la infancia

de ningún modo.

No, qué va.

Esta lluvia densa y silenciosa no invita al salto

ni a la risa.

Esta lluvia densa y silenciosa nos somete

nos hace resbalar.

Caemos

una y otra vez.

Caemos.

Y nos deja quietos. A la espera de qué.


Un nuevo fenómeno meteorológico pesa

sobre nosotros.

Sabe entrar en los espacios cerrados.

No se limita a las calles, no.

Este nuevo fenómeno sabe cómo entrar

en la piedra, en la arena, en las casas.

Sabe entrar.


Volvemos a la rutina sin poder escapar de este suciedad

contra la que es imposible guarecerse.




Adriana Bañares

Urbe Capensis


Prensas de la Universidad de Zaragoza


miércoles, 11 de septiembre de 2024

HOSPITAL DE DÍA UN POEMA DE JAVIER GIL MARTÍN EN POEMAS DE LA BANCARROTA

 






HOSPITAL DE DÍA



¿Toda la arena de esta playa quiere llenar mi boca?

Héctor Viel Temperley


el desierto es mi pastor todo me falta

Mario Montalbetti


extraña paz la de este lugar de muerte

extraña luz y extraño olor

que inunda la sala y los pasillos

y llego limpio a mí, hasta mis ojos,

y me anega y me inunda y me somete,

porque el tamaño del sueño y de la prisa

tiene una nueva textura aquí, una textura extraña,

en este lugar,

en este lugar de vida

y muerte,

una textura blanca y lisa.


aquí nada me falta, todo me falta,

tengo

un asiento cómodo y una vía,

una pantalla enfrente

y una gasa con una pequeña gota de sangre

NADA ME FALTA TODO ME FALTA

en este desierto blanco, extraño de luz,

limpio de paz y terso;

y yo floto y nada me falta

todo me falta―,


llega la enfermera, calibra el aparato,

que deja de pitar,

y vuelve la paz, y vuelve,

y todo se anega, y me somete el sueño,

y mis párpados pesan y pesan y pesan,

y mi boca se anega de arena y gasas,

y mis párpados pesan,

todo se ha parado, todo está en el aire,

aquí, en este lugar de vida

y muerte,

todo se ha detenido,

y yo respiro y en cierta manera

no

quiero

salir

de

aquí.




Javier Gil Martín

Poemas de la bancarrota y otros poemas


Espacio Hudson


martes, 10 de septiembre de 2024

¿PUEDE EL MISTERIO SER PERSONA? UN POEMA DE CARMEN PALOMO PINEL EN SER MIRADA

 






¿PUEDE EL MISTERIO SER PERSONA?



Un día empecé a escuchar el mar

se oía día y noche en la lejanía

Rumor entre los muros de mi casa

tan mesetaria

tan candeal y eólica

tan distante del mar

Me puse a ordenar todo

Oía menos del mar si me movía

Dolía menos el mar

si me movía

A veces era arrullo de cuna o de sepulcro

sshh sshh / sshh sshh / sshh sshh

otras veces

era un chirrido al fondo de la vida

que no deja vivir vivir vivir

que no deja

vivir

Pensé debilitarlo entregándome al método

entregándome al método

o al método

Ordené los cajones

limpié el polvo

y el polvo

Y yo

que no sé convocar una isla

y yo que tengo en el vientre salitre y bajamar

y una isla

y tus barcos fantasma amenazándome

encontré una caracola

surgida de mí misma sin propósito

sin anticipación

Era una caracola mi/ pre/ pensable

con la estructura informe de un corazón de espuma

Me la acerqué al oído

para que el mar

el mar

el mar

todo ese mar inesperado

pulso en la caracola


me escuchara.




Carmen Palomo Pinel

Ser mirada


Editorial Pre-textos


lunes, 9 de septiembre de 2024

UN FRAGMENTO DE LEVITACIÓN Y TRANCE DE ROBERTO R. ANTÚNEZ

 




El trance es la única oportunidad para comprender el holograma.


Breve antología del trance


El trance es un camino de insubordinación. El rechazo a las coordenadas espacio-temporales es el primer paso. No sirven de nada una vez que la cueva neurológica se despliega sonámbula en tu cabeza. Velázquez puso a levitar a sus meninas. Monet pintó nenúfares en lo más hondo de este valle de lágrimas para vengarse de dios. Alejandra Pizarnik intensificó las represalias transcribiendo las grabaciones íntimas de un ángel-hembra atravesada por la menstruación. Emily Dickinson se vistió de blanco y no volvió a traspasar el umbral de su casa para demostrar empíricamente las dimensiones mediocres del infierno. A Agapito Marazuela le hablaron del átomo en la cárcel de Burgos, esa noche tocó la dulzaina para los presos políticos como si se fuese a morir al amanece. Joe Heaney cantaba en gaélico con los ojos cerrados la canción de los ausentes y se agarraba a la mano de alguien para no dejarse arrastrar hacia la deriva. Béla Tarr filmó un eclipse de carne y hueso dentro del bar más sórdido del hemisferio norte y para mi fue dios durante once minutos; János Valuska, fue su profeta, el hijo que renegó de la corona de espinas y de la cruz, y se enamoró de la cosmología. Hilma Af Klint pintaba en un trance luminoso la sombra policromada de extraterrestres, ella fue la primera (a pesar de ellos) en meter la cabeza en el balde turbio de la abstracción. Nick Cave llamó a Warren Ellis en mitad de la noche para decirle que lo más coherente después de haber compuesto “Hollywood” era quedarse callados para siempre. Y a Hatizde Muratova no la conoce nadie. Ella acompañaba a sus abejas en el trance que terminaba desdoblándose en parto y en miel. La txalaparta alguna vez será la voz en off de este viaje.


La hemorragia nasal es uno de los primeros síntomas al desatarse el trance. Un íntimo estado alterado de la conciencia. Y de la herida mana a borbotones la piel muerta de los silogismos. Al principio de todo en la cueva cuando el chamán sangraba por la nariz era porque veía a dios escondiéndose en la contradicción de su propio vacío.


Me daba instrucciones a mí mismo cuando regresaba a la llanura. Y llenaba de círculos el cuaderno y dentro dibujaba el esqueleto delgadísimo del poema. Donde acababan las costillas había dos protuberancias negras que eran presagio de una alas. Entre el convencimiento y la duda hay un lugar intermedio sin cartografiar. Un espacio salvaje donde enterrar los dogmas. Para adentrarme en la verdad dolorosa del holograma es necesario el trance de esas alas negras. En lo profundo está “el orden implicado”, esa totalidad pervive bajo un manto de estrellas polvorientas que ponen a girar los muertos, una y otra vez, cuando ellas olvidan la trayectoria de su órbita subterránea. Necesito de la sinceridad tosca, sin rodeos, del socavón. No voy a poner en cuestión la volatilidad del poema (me digo erizado) porque sin esa ruptura jamás arderá.


El trance me sirve para atravesar con los dedos la porosidad de todos los umbrales y así llegar a la circunferencia. Ellos dicen “Curva plana y cerrada cuyos puntos son equidistantes de otro situado en su interior, llamado centro”. Yo la llamo “hogar”, el complemento circunstancial del trance.




Roberto R. Antúnez

Levitación y trance


Editorial Páramo


sábado, 7 de septiembre de 2024

CONTRA EL VERANO DE ROCIO SIMÓN

 






contra el verano


«No es eso. Es una sensación de raro, verano,

cuando piensas en el deber de demostrar cuándo estás triste

de pura inapetencia»


GUILLERMO MARCO REMÓN



allí donde el reposo se sabe transitorio

todo se instala en el fin

como en los sueños


no podemos correr

ni mirarnos las manos

no podemos gritar

ni pedir ayuda


las niñas intuyen

que recoger las conchas no servirá de nada:

hay escasez en la abundancia que se pudre

bañarse es siempre lo último

ahora entiendo la tristeza de mis padres arenosos

cuando les dije ayer, hace ya mucho

que hoy prefiero dormir todo el día




Rocío Simón

Contra el verano


Editorial Dieci6


viernes, 6 de septiembre de 2024

LA MULTIPLICACIÓN DE LOS PANES Y PECES DE BERNARDO SANTOS EN PROFUNDA INTENCIÓN

 





La multiplicación de panes y peces



Llegaron allí como burbujas,

como encinas en la dehesa.

Antes de la comunidad.


Cada cual, en su mojón,

aleteando en su jaula.

Cada cual buscando lo suyo,

cada cual llevando lo suyo,

su infancia, su sueño, su miedo,

su trozo de pan para sí en el morral,

su pieza de pescado.


Y el maestro habla

y la electricidad de su mensaje de riesgo

pasa de cuerpo a cuerpo, cortocircuita

y se abre un hueco en la costra del ser

y se abre un ojo

y se abre un cerebro.

Y se quiebra un yo

y se alumbra un nosotros,

un plan para el yo en el nosotros

y nos cuentan que el maestro

tomó el alimento, pronunció las gracias,

lo partió y lo dio a los que allí estaban.


Y se abre el morral

y salen el pan y el pescado,

no ya para sí

sino en comunidad

y se reparte.


Y ese es el milagro,

si se reparte, hay,

si es en común, todos se sacian.

Lo más de uno por lo menos de otro.


El mismo milagro que se repite cada día,

que nos niegan cada día.




Bernardo Santos

Profunda intención


La Imprenta


jueves, 5 de septiembre de 2024

UN POEMA DE ELISABETH MULDER EN SINFONÍA EN ROJO

 






SOY




¿Adónde iré que vaya sola,

si siempre voy conmigo?


No temo viento, tierra y ola,

que soy yo mi enemigo,

el sol que me arrebola

y el fuego en que me abrigo.


¿Adónde iré que vaya sola,

si siempre voy conmigo?


Amor, Dolor, Fracaso y Muerte,

¡yo jamás os temí!

No tengo miedo de la suerte,

tengo miedo de mí,


que soy la sima y el desierto

y el espejismo en que se abisma

la fría imagen de ese muerto

que soy yo misma.


No odio a los otros;

me odio a mí,

que soy mi enemigo,

la mano que enarbola

la fúnebre bandera

con una calavera

que maldigo.


¿Adónde iré que vaya sola,

si siempre voy conmigo?


¿Cómo a la luz marchar

si por acaso

un día la luz me nombra?

¿Cómo a la luz llegar

si yo a mi paso

voy creando la sombra?


De nadie desconfío,

mas de mí sí

que soy yo mi enemigo.

El horror me aureola

cuando el paso prosigo...


¿Adónde iré que vaya sola,

si siempre voy conmigo?


¡Liberación! ¡Liberación!

¡Ser otra bajo otro prisma,

y renacer y transformarme!

¿Qué hacer para librarme

de mí misma?


Mas si debo anudarme a mi destino

sobre los hombros, cual pesada estola,

y fiel a su mandato sigo y sigo,

por cualquier senda y por cualquier camino,

¿adónde iré que vaya sola,

si siempre voy conmigo?




Elisabeth Mulder

Sinfonía en rojo


Colección Genialogías


Ediciones Tigres de Papel


miércoles, 4 de septiembre de 2024

UN POEMA DE ANTONIO GAMONEDA EN ESTA LUZ POESÍA REUNIDA VOLUMEN 2

 






III



Tú conoces quizá (pienso en tu insomnio) la especie corporal, la

causa física de las flores asidas al crepúsculo. Digo


aquellas semejantes


al ópalo de fuego.

Yo


apenas sé que, como uñas de sílex, endurecen sus pétalos al in-

sinuarse la noche

y que los abren en la inminencia del amanecer.


Y de los frutos olvidados


apenas sé de sus cuerpos en los zaguanes y que perfuman la

geometría calcinada.


Y de las palabras, ¿qué son en ti y en mí las palabras; las pre-

guntas inútiles, por ejemplo? Respóndeme.


No necesito comprenderte. Respóndeme, no esperes

a la última

luz.



(Tríptico de las incógnitas prescindibles)




Antonio Gamoneda

Esta luz

Poesía reunida

Volumen 2 (1995, 2005-2019)


Galaxia Gutenberg