ROBLE
I
La quietud solar del padre inclina
la órbita de los pájaros:
le hacen cosquillas a la puerta vieja
las aves pasando
generación tras generación.
II
Para espantar y proteger,
el padre enseña sus dientes de lobo.
Para repartir cucharas de sombra,
se recorta bajo la galaxia
como una puerta negra.
III
Con el fuego de los estantes
el roble atraviesa los libros;
y así permanece abierta
la puerta roja de las estructuras
cuya memoria el padre concede.
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ACEBO
I
Con el azufre rojo de kermes la madre teje la
trama:
si las leyendas mecen
al elfo del árbol,
ningún fantasma entrará por el tiro.
II
A veces se prende fuego al acebo
y la luz acaba
en la arquitecta de la mezquita de Sakirin,
en los noventa y nueve anillos
de la lámpara que fabricó para las mujeres.
III
También se puede esperar
la perversión de la leyenda:
que una madre quejica
enrede la luz
y el acebo se adueñe del agua.
Yaiza Martínez
La
escuela de las órbitas
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de la hospitalidad
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