viernes, 14 de octubre de 2022

NI SIQUIERA EL AZAR: TUMBAS UN POEMA DE FERMÍN HERRERO EN UN LUGAR HABITABLE

 

 

 

 

Ayer oí en el parte que la muerte cotiza

ya en bolsa y auguraron —sin asomo

de humor negro, era un reportaje serio,

bien contrastado— el éxito de la singular

iniciativa porque subió como la espuma

nada más ponerse a la venta. A juicio

de la periodista —y era joven, con clase,

seguramente bien preparada— las compañías

de pompas fúnebres son un valor en alza, garantizan

un negocio redondo dada la contumacia,

la lealtad de su clientela. Y esta expresión

es mía, claro, ella habló de mínimos riesgos,

de dividendos y mercado; con un aire

de chascarrillo del destino en clave de demanda

—ya digo que esa joven y bien instruida—.

Como tantas, había obviado esta

noticia presentada al cierre, de relleno, como

divertimento. Ahora he reparado en el extraño

nombre de la empresa y acabo de comprender

que ni las funerarias son hoy comercios

familiares más bien discretos, tristes, un poco

vergonzosos. Que al fin las multinacionales

no sólo nos gobiernan sino que han decidido

apropiarse también del sudor

de los dioses para animar a los mortales

a sufragar su entierro con acciones

—la asonancia es aún mía pero la muerte

debe ser desde hace tiempo monopolio suyo—.

 

—NI SIQUERA EL AZAR: TUMBAS—

 

 

 

Fermín Herrero

Un lugar habitable

 

Hiperión


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