Cuando
tú vengas, amiga borradora,
y ante
mi pizarra te plantes soberana
y todo
sea para ti, todo y de golpe,
desde
aquellos torpes garabatos
hasta
estas letras en hileras bien trazadas,
y (más
aún) en primorosa redondilla
el
nombre propio,
lindos
dibujos de casitas humeantes,
niños y
arbolillos y nubes y sol
y
pájaros en vuelo
y padre
y madre y
en
traje de volantes yo feliz al medio,
tantas
y tantas cuentas que he ido echando
más que
nada por llenar el fondo negro…
y tú
que vienes y de una manotada
en nube
blanca todo me lo ciegas:
pero
no, no podrás quitarme
ese
dolor a tiza y tinta de mi escuela.
Isabel
Escudero
Tinta
robada
Editorial
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