VIII
¿Será
que he venido aquí a morir rodeada de olivos
del
polvo blanco que da a las mañanas un aire de sfumato
del
humo de pequeñas hogueras dispersas en el paisaje
a tragarme
el sol como una yema de huevo un alimento antiguo?
vine
aquí a otra cosa pero ahora sé que fue a morir
las
casas están vacías también los escaparates y las estanterías de las bibliotecas
mis
papeles siguen en blanco camino entre la niebla
ventanas
y pantallas vaticinan un mundo hermoso
como
los televisores malinenses emiten bellos rincones de París
las
casas de los muertos deberían permanecer intocadas como en nuestra memoria
la de
la abuela está vacía su salón su silla preferida
pero cada
objeto en su sitio gracias a la pereza de sus hijos
hacen que
el hoy y el ayer coincidan palmo a palmo
he
seguido sin querer los pasos de los que llegaron aquí antes
todos
eran como bombillas que no encajaban en su casquillo de espiral
yo presentí
que tarde o temprano dormirían bajo tierra
fragmentados
e imposibles de recomponer
y que
no se encenderían nunca más.
Nieves
Chillón
Arborescente
Pre-textos,
poesía
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